Lucía Carballal, autora de la gran pieza teatral de la temporada sobre la familia

<p>En este mismo espacio del Teatro Valle-Inclán de Lavapiés tuvo lugar un milagro hace un par de años. <strong>Lucía Carballal</strong> (Madrid, 1984) dirigía su primer montaje como directora, tras brillar como dramaturga y guionista de televisión. ‘<strong>Los pálidos</strong>’, una obra precisamente sobre los escritores de series, deslumbró en la sala Francisco Nieva. Luego llegó ‘La fortaleza’, con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, y ahora regresa al Valle, aunque en este caso a a la sala principal, con ‘Los nuestros’.</p>

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 Tras el éxito de ‘Los pálidos’ y ‘La fortaleza’, la dramaturga y directora presenta en el Teatro Valle-Inclán del CDN ‘Los nuestros’. «El teatro ha quedado como el único lugar en el que se entiende que el teléfono móvil tiene que apagarse», celebra.  

En este mismo espacio del Teatro Valle-Inclán de Lavapiés tuvo lugar un milagro hace un par de años. Lucía Carballal (Madrid, 1984) dirigía su primer montaje como directora, tras brillar como dramaturga y guionista de televisión. Los pálidos, una obra precisamente sobre los escritores de series, deslumbró en la sala Francisco Nieva. Luego llegó La fortaleza, con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, y ahora regresa al Valle, aunque en este caso a a la sala principal, con ‘Los nuestros’.

La pieza, que se estrena este viernes, narra la historia de un avelut, el duelo de una familia judía tras la muerte de la matriarca. Mona Martínez, Miki Esparbé, Manuela Paso y Ana Polvorosa son algunos de los intérpretes del montaje.

Igual que en Los pálidos, Carballal aborda aquí una historia a partir de un colectivo humano. «Aunque son viajes que tienen que ver más con la individualidad», puntualiza. «A menudo mis obras empiezan con grupos de personas que se van destilando hasta que nos quedamos con la historia del protagonista, como si hubiese una pregunta en torno a cómo el entorno nos determina, nos condiciona, para finalmente poder tener la sensación de que todo tiene que ver con un viaje más personal», explica. «Pero en esas dinámicas del grupo, al final creo que siempre estoy escribiendo sobre la familia, aunque no escriba sobre familias biológicas, como en este caso».

Como espectadora, Carballal siempre ha disfrutado las ficciones en torno a las familias. «Me parece que es un gran reto para cualquier persona que escriba. precisamente por lo que tiene de reiterado, la dificultad de volver a abordar temas que pueden resultar manidos. Porque al final la familia es una institución de repetición, es donde vamos a repetir las cosas, a repetir la cena de Nochebuena, la comida del domingo, los roles asignados, recordar las mismas anécdotas&mldr; Creo que es una especie de escuela para aprender todo eso que ahora está menos de moda: cómo relacionarnos con gente que no hemos elegido, cómo desarrollar y mantener y cuidar vínculos en el largo plazo».

Hay, además, otro elemento determinante: «Estoy casada con una mujer judía y, por tanto, la cuestión sefardí la tengo muy cercana». Es, dice, «una parte muy desconocida de la historia de nuestro país», a pesar de que «existen familias judías en España, muchas de ellas como la familia de Los nuestros, que proceden de los judíos expulsados por los Reyes Católicos, que han estado muchos siglos en Marruecos y que regresan a la España franquista de los años 60».

Y aunque «no es para nada una obra sobre judaísmo», subraya, «ese contexto tiene el fin de abordar esta realidad» que le resultaba tan interesante como desconocida.

En un interesante juego de opuestos, Los nuestros es también una reflexión sobre los otros y sobre el extrañamiento que nos provocan. «Ese extrañamiento, por ser tan particular y desconocido, nos permite volver a pensar sobre cosas que creemos que ya hemos reflexionado, como la pertenencia o los rituales de las familias. Mirarnos a nosotros mismos desde una perspectiva nueva», explica. De ahí la elección de «este ritual de duelo judío que consiste en parar la vida, en darle un espacio al dolor porque ha muerto una persona capital en la vida de estas personas y hay un ejercicio de atención a eso. ¿Qué locura es esta de que a los dos días hay que volver a trabajar?».

Las familias, reflexiona Carballal, «comparten los grandes temas universales: la necesidad de ser amado, la frustración por ser menos querido que el hermano, el miedo a tener hijos, el miedo a la muerte de los padres&mldr; Eso nos unifica, nos pone en común». Y en estos últimos años , está particularmente interesada en ese tipo de relato: «buscar de qué manera podemos ponernos a hablar entre nosotros, ponernos en común, ponernos unos ante otros y no unos contra otros». Así, la familia termina siendo «como ese mirador desde el que podemos ver la existencia como una panorámica».

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