Nicko Nogués (Barcelona, 45 años) es director creativo y estratégico con más de 20 años de trayectoria en proyectos dedicados a la despolarización cultural y la generación de conciencia social, ambiental y tecnológica. Es fundador del Instituto para el Desarrollo de Masculinidades Anti Hegemónicas, donde se han planteado desafiar al machismo en busca de un mundo más justo. Para lograrlo, “la única forma es reeducarnos”, propone.
Desde hace dos años y medio, comenzó a trabajar en su nuevo libro Posmacho Alfa. Arquetipos de valor para hombres de otra era (Grijalbo, 2025), una continuación a su anterior obra Hackea a tu macho (Planeta, 2021) —dirigido a un público más joven—, con el objetivo de abordar la idea predominante de masculinidad, que considera está en crisis. Con el resurgimiento de los movimientos de ultraderecha, y el conservadurismo que busca hacer a un lado las luchas y derechos fundamentales que se han conseguido en décadas, Nogués cree que también hay que redefinir lo que significa ser hombre.
En 2019, el Gobierno de Francia lo reconoció como uno de los seis líderes y activistas más innovadores del continente americano. También ha sido asesor experto en masculinidades positivas para ONU Mujeres en México. El proceso de pensar y escribir Posmacho Alfa le hizo cuestionarse qué hay después de este estereotipo de macho alfa que permanece y es vendido como una forma de encarar la vida. “Qué hay después de este estereotipo de líder de alto valor. Dónde estamos, hacia dónde vamos. Es una pregunta que para mí es muy urgente. ¿Es la única opción ese tipo de liderazgo? Posmacho Alfa plantea una serie de liderazgos de una nueva especie de hombres que no encajamos y no queremos encajar en ese estereotipo de liderazgos extractivistas“, afirma en entrevista con EL PAÍS.
Pregunta. ¿Por qué es importante discutir, debatir y conversar sobre los nuevos modelos de masculinidad?
Respuesta. Es importante porque el machismo es un problema gigante que nos atraviesa a todas las personas y que intersecciona con otros problemas, con un montón de violencia. En algún punto, siendo la mitad de la población, nos toca involucrarnos para también ser parte de la solución, porque claramente somos parte del problema. Si hablamos a nivel estadístico, más del 85% de las violencias que hay en el mundo las protagonizamos los varones, independientemente del tipo de violencia que sea. Entonces, en el marco del 8-M, es fundamental dejar de preguntarnos si podemos hacer algo y darnos cuenta que sí nos toca y sí podemos hacer algo durante todo el año. Podemos empezar desde lo básico, conversar sobre estos temas, dejar de sentirnos ofendidos cuando se habla de machismo, porque cuando entendamos que es un problema transversal a la sociedad que sigue dirigiendo nuestras interacciones, entenderemos también que nos corresponde empezar a ser parte de esa solución.
P. Se sigue hablando del concepto de macho alfa como una actitud de los hombres frente a la vida. ¿Cree que ese concepto se puede sostener aún?
R. El doctor David Mech, quien popularizó este concepto, se ha pasado 40 años intentando desmentirlo. Estudió el concepto en manadas de lobos en cautiverio. Esto no se puede extrapolar a manadas de lobos en libertad y muchísimo menos al ser humano. Entonces, no tiene sustento científico. Sin embargo, se sigue intentando certificar por parte de un montón de pseudogurús que dan consejos sobre qué tienes que hacer, a qué te tienes que dedicar, cuántas mujeres tienes que conquistar, cómo tienes que conquistar, etcétera, para seguir en algún punto probando tu valía como hombre. Es hora de empezar también a desmontar esta narrativa.
P. ¿Cuál diría que es la incidencia de las redes sociales o la tecnología para la propagación de estos conceptos de masculinidad de los llamados “pseudogurús?
R. Vivimos en un momento en el que la tecnología dirige nuestras emociones, define lo que es conexión o engagement, y lo premia y amplifica en función de lo que, en esencia, son discursos de odio. Cuanto más conversación divergente y polarizante haya en comentarios, más te va a premiar el algoritmo. Esas propias plataformas son las disipadoras y las elevadoras de este discurso hegemónico de liderazgo. La cifra de mensajes de odio en X subió un 50% desde que Musk la compró en octubre de 2022 hasta junio de 2023, cuando bloqueó el acceso a los datos de la red para investigadores y periodistas. Esta tendencia también podemos verla en META. En definitiva, amparadas bajo la idea de libertad de expresión, las grandes plataformas están permitiendo el potenciamiento de los discursos de odio.
P. En los últimos años, la polarización se ha acentuado más, especialmente entre los jóvenes, incrementando las actitudes antifeministas. ¿Cómo ve este fenómeno?
R. Hay un problema de polarización social muy grande. Son dos grandes bandos, hombres contra mujeres. En los cinco continentes, la generación Z ya se muestra como la más polarizada. Si eres hombre y eres joven, ya te etiquetas como conservador. Si eres mujer y joven, ya te etiquetas como progresista. Tenemos que preguntarnos qué estamos haciendo con estas causas, y si las soluciones a las que estamos llegando como sociedad son las mejores. O si más bien lo que estamos haciendo es crear nuevos estereotipos, que son las mismas viejas trampas de siempre y que responden al proceso en el que estamos ahora. Es interesante observar todo esto y ver si no hay otra forma de empezar a establecer una conversación en conjunto, en la que no necesariamente estemos de acuerdo, ni muchísimo menos. Claro que hay puntos divergentes, claro que hay procesos que hay que sanar históricamente, pero tiene que ser imprescindible un trabajo conjunto para poder cerrar esas grietas.
P. Desde muchos círculos, se cree que el mundo necesita más masculinidades del tipo de líderes o tecnócratas como Trump, Musk y Bezos…
R. Trump, Musk y Bezos representan la misma idea de liderazgo extractivista, de macho alfa, de hombre de alto valor o masculinidad hegemónica. Necesitamos alternativas distintas para generar conversaciones divergentes, donde el éxito no sea entendido como controlar, extraer recursos, considerar todo lo que nos rodea y nosotros mismos como recursos monetizables para acumular más riqueza y poder; sino más bien entender cómo se redefine el éxito, cómo se redefine el valor y cómo se redefine también lo que llamamos oportunidades, porque hemos comprado una idea de lucha por la igualdad, cuyo resultado nos está dirigiendo más a la polarización que al trabajo en conjunto. También estamos ante una gran oportunidad de cuestionarnos si las formas en las que estamos llevando la lucha por la igualdad, nos están acercando a los resultados que queremos, o están generando más polarización social, que es lo que premian estos algoritmos.
El director creativo y autor español presenta el libro ‘Posmacho Alfa’, en el que cuestiona la idea predominante de masculinidad y plantea arquetipos de valor para hombres de otra era
Nicko Nogués (Barcelona, 45 años) es director creativo y estratégico con más de 20 años de trayectoria en proyectos dedicados a la despolarización cultural y la generación de conciencia social, ambiental y tecnológica. Es fundador del Instituto para el Desarrollo de Masculinidades Anti Hegemónicas, donde se han planteado desafiar al machismo en busca de un mundo más justo. Para lograrlo, “la única forma es reeducarnos”, propone.
Desde hace dos años y medio, comenzó a trabajar en su nuevo libro Posmacho Alfa. Arquetipos de valor para hombres de otra era (Grijalbo, 2025), una continuación a su anterior obra Hackea a tu macho (Planeta, 2021) —dirigido a un público más joven—, con el objetivo de abordar la idea predominante de masculinidad, que considera está en crisis. Con el resurgimiento de los movimientos de ultraderecha, y el conservadurismo que busca hacer a un lado las luchas y derechos fundamentales que se han conseguido en décadas, Nogués cree que también hay que redefinir lo que significa ser hombre.
En 2019, el Gobierno de Francia lo reconoció como uno de los seis líderes y activistas más innovadores del continente americano. También ha sido asesor experto en masculinidades positivas para ONU Mujeres en México. El proceso de pensar y escribir Posmacho Alfa le hizo cuestionarse qué hay después de este estereotipo de macho alfa que permanece y es vendido como una forma de encarar la vida. “Qué hay después de este estereotipo de líder de alto valor. Dónde estamos, hacia dónde vamos. Es una pregunta que para mí es muy urgente. ¿Es la única opción ese tipo de liderazgo? Posmacho Alfa plantea una serie de liderazgos de una nueva especie de hombres que no encajamos y no queremos encajar en ese estereotipo de liderazgos extractivistas“, afirma en entrevista con EL PAÍS.
Pregunta. ¿Por qué es importante discutir, debatir y conversar sobre los nuevos modelos de masculinidad?
Respuesta. Es importante porque el machismo es un problema gigante que nos atraviesa a todas las personas y que intersecciona con otros problemas, con un montón de violencia. En algún punto, siendo la mitad de la población, nos toca involucrarnos para también ser parte de la solución, porque claramente somos parte del problema. Si hablamos a nivel estadístico, más del 85% de las violencias que hay en el mundo las protagonizamos los varones, independientemente del tipo de violencia que sea. Entonces, en el marco del 8-M, es fundamental dejar de preguntarnos si podemos hacer algo y darnos cuenta que sí nos toca y sí podemos hacer algo durante todo el año. Podemos empezar desde lo básico, conversar sobre estos temas, dejar de sentirnos ofendidos cuando se habla de machismo, porque cuando entendamos que es un problema transversal a la sociedad que sigue dirigiendo nuestras interacciones, entenderemos también que nos corresponde empezar a ser parte de esa solución.
P. Se sigue hablando del concepto de macho alfa como una actitud de los hombres frente a la vida. ¿Cree que ese concepto se puede sostener aún?
R. El doctor David Mech, quien popularizó este concepto, se ha pasado 40 años intentando desmentirlo. Estudió el concepto en manadas de lobos en cautiverio. Esto no se puede extrapolar a manadas de lobos en libertad y muchísimo menos al ser humano. Entonces, no tiene sustento científico. Sin embargo, se sigue intentando certificar por parte de un montón de pseudogurús que dan consejos sobre qué tienes que hacer, a qué te tienes que dedicar, cuántas mujeres tienes que conquistar, cómo tienes que conquistar, etcétera, para seguir en algún punto probando tu valía como hombre. Es hora de empezar también a desmontar esta narrativa.

P. ¿Cuál diría que es la incidencia de las redes sociales o la tecnología para la propagación de estos conceptos de masculinidad de los llamados “pseudogurús?
R. Vivimos en un momento en el que la tecnología dirige nuestras emociones, define lo que es conexión o engagement, y lo premia y amplifica en función de lo que, en esencia, son discursos de odio. Cuanto más conversación divergente y polarizante haya en comentarios, más te va a premiar el algoritmo. Esas propias plataformas son las disipadoras y las elevadoras de este discurso hegemónico de liderazgo. La cifra de mensajes de odio en X subió un 50% desde que Musk la compró en octubre de 2022 hasta junio de 2023, cuando bloqueó el acceso a los datos de la red para investigadores y periodistas. Esta tendencia también podemos verla en META. En definitiva, amparadas bajo la idea de libertad de expresión, las grandes plataformas están permitiendo el potenciamiento de los discursos de odio.
P. En los últimos años, la polarización se ha acentuado más, especialmente entre los jóvenes, incrementando las actitudes antifeministas. ¿Cómo ve este fenómeno?
R. Hay un problema de polarización social muy grande. Son dos grandes bandos, hombres contra mujeres. En los cinco continentes, la generación Z ya se muestra como la más polarizada. Si eres hombre y eres joven, ya te etiquetas como conservador. Si eres mujer y joven, ya te etiquetas como progresista. Tenemos que preguntarnos qué estamos haciendo con estas causas, y si las soluciones a las que estamos llegando como sociedad son las mejores. O si más bien lo que estamos haciendo es crear nuevos estereotipos, que son las mismas viejas trampas de siempre y que responden al proceso en el que estamos ahora. Es interesante observar todo esto y ver si no hay otra forma de empezar a establecer una conversación en conjunto, en la que no necesariamente estemos de acuerdo, ni muchísimo menos. Claro que hay puntos divergentes, claro que hay procesos que hay que sanar históricamente, pero tiene que ser imprescindible un trabajo conjunto para poder cerrar esas grietas.
P. Desde muchos círculos, se cree que el mundo necesita más masculinidades del tipo de líderes o tecnócratas como Trump, Musk y Bezos…
R. Trump, Musk y Bezos representan la misma idea de liderazgo extractivista, de macho alfa, de hombre de alto valor o masculinidad hegemónica.Necesitamos alternativas distintas para generar conversaciones divergentes, donde el éxito no sea entendido como controlar, extraer recursos, considerar todo lo que nos rodea y nosotros mismos como recursos monetizables para acumular más riqueza y poder; sino más bien entender cómo se redefine el éxito, cómo se redefine el valor y cómo se redefine también lo que llamamos oportunidades, porque hemos comprado una idea de lucha por la igualdad, cuyo resultado nos está dirigiendo más a la polarización que al trabajo en conjunto. También estamos ante una gran oportunidad de cuestionarnos si las formas en las que estamos llevando la lucha por la igualdad, nos están acercando a los resultados que queremos, o están generando más polarización social, que es lo que premian estos algoritmos.
EL PAÍS