En la Atenas del siglo V d.C., una mujer formó al filósofo que sistematizó la herencia del pensamiento griego para la posteridad y, a través de uno de sus seguidores, acuñó la palabra «mística». Aunque es normal no haber escuchado el nombre de Asclepigenia hasta ahora. Sin embargo, su figura encierra un secreto: Asclepigenia fue una de las más poderosas mujeres de la Antigüedad tardía que ejerció como maestra de filósofos.
]]> Sin la intervención de esta preminente mujer de la Antigüedad, seguidora de la teúrgia, la filosofía platónica probablemente nunca habría llegado a ser «mística» ni totalmente sistemática
En la Atenas del siglo V d.C., una mujer formó al filósofo que sistematizó la herencia del pensamiento griego para la posteridad y, a través de uno de sus seguidores, acuñó la palabra «mística». Aunque es normal no haber escuchado el nombre de Asclepigenia hasta ahora. Sin embargo, su figura encierra un secreto: Asclepigenia fue una de las más poderosas mujeres de la Antigüedad tardía que ejerció como maestra de filósofos.
Vivió en el siglo V d.C., aunque se desconocen las fechas exactas tanto de su nacimiento como de su fallecimiento. Su nombre atestigua el culto familiar a Asclepio, el dios de la protección y la salud. Perteneció a la escuela de Atenas, no a la fundada por Platón, sino a la que su padre, Plutarco de Atenas, estableció unos 800 años después de la muerte del gran filósofo griego. En pleno Imperio Romano, Atenas seguía siendo el destino predilecto para cultivarse en la filosofía, dominada entonces por el neoplatonismo.
Esta filosofía no solamente cultivaba la lectura de Pitágoras, Platón o Aristóteles, sino que también perseguía la felicidad como objetivo esencial de la vida. Buscar la felicidad entrañaba una serie de sacrificios y devoción individual, e implicaba un tipo de conocimiento reservado a unos pocos: la teúrgia. Este término, que significa literalmente «obra de dios», designaba un conjunto de prácticas que combinaban rituales ancestrales (sacrificios, adivinación, purificaciones, etcétera) con la filosofía y el cultivo ético de las virtudes.
Su finalidad última era la ascensión del alma humana hacia lo divino. La disciplina que enseñaba Asclepigenia infundiría a la posteridad del pensamiento occidental el nombre mismo de «misticismo» a través de los escritos de un seguidor de Proclo conocido por el seudónimo de seudo-Dionisio o «Dionisio el Areopagita».
Su relevancia en la historia de la filosofía también se debe al hecho de que, gracias a su figura, podemos comprender mejor que la enseñanza filosófica en esa época se desarrollaba generalmente en un ámbito privado y podía incluir redes familiares. Asclepigenia, al igual que otras filósofas como Sosipatra, Marcela y Edesia, formaba parte de este grupo tan selecto de mujeres que contribuyeron a la conservación y transmisión del pensamiento neoplatónico en espacios pequeños, como casas o templos.
En verdad, el papel de las mujeres en la filosofía de la Antigüedad ha sido tradicionalmente infravalorado y silenciado, y Asclepigenia no es una excepción. Su enseñanza era de carácter oral, lo que ha dificultado la preservación de su legado. A diferencia de sus colegas masculinos, que dejaron tratados y comentarios, su influencia se encuentra en las enseñanzas que transmitió a sus discípulos.
A través de la teúrgia
Uno de los más célebres fue Proclo, quien nació en el año 412 d.C. y fue tan importante que se le apeló como el «sucesor de Platón». Se dice que el filósofo supo de la teúrgia gracias a ella: «De Asclepigenia, la hija de Plutarco, aprendió las invocaciones y el resto del aparato. Pues solo ella conservó los rituales y todo el proceso de la teúrgia, transmitidos por su padre, que a su vez los había aprendido del gran Nestorio». Nestorio fue hierofante en Eleusis y célebre por la precisión de sus oráculos.
Asclepigenia, por su parte, enseñó la teúrgia y la tradición caldea a Proclo, asegurando la continuidad de estos saberes en la escuela de Atenas. Su papel fue fundamental para la transmisión de la teúrgia, que de otro modo podría haberse perdido para siempre. Teniendo en cuenta este dato, se estima que su período de mayor influencia posiblemente fue alrededor del 450 d.C.
También se sabe que Asclepigenia fue la madre de Archiadas, uno de los mejores amigos de Proclo. Este contrajo matrimonio con Plutarche, y ambos tuvieron una hija, llamada Asclepigeneia la Menor, que se casó con el rico arconte Teágenes y fue asimismo madre del escolarca Hegias. Tanto Archiadas como Hegias fueron filósofos neoplatónicos relacionados con la escuela de Atenas.
Asclepigenia era, por lo tanto, mucho más que una simple transmisora de ritos teúrgicos. Asclepigenia, la teurga, fue sin duda una figura central en la escuela de Atenas, una maestra o profesora de filósofos. Sin embargo, su historia solamente ha permanecido entre los susurros de los secretos no revelados en los libros, y marcando, sin saberlo, el camino de aquellos que entienden la filosofía como un camino de vida práctico.
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