La Bien Querida, un caso de duplicidad de entrevistas en EL PAÍS y ‘S Moda’

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La edición de papel de EL PAÍS del pasado sábado contenía una de esas casualidades fatales que solo se dan cuando todos los controles fallan. La apuesta del periódico por la artista Ana Fernández Villaverde, conocida como La Bien Querida y que estrena disco en abril, naufragó por repetitiva. Ese día se publicaron dos entrevistas con ella, en la última página del periódico de papel y en la revista S Moda, que se entregaba junto al ejemplar. La coincidencia es una excepción y por eso voy a explicar de oficio lo ocurrido.

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 Dos encuentros con la cantante de autores distintos se publicaron el sábado pasado en la edición de papel  

La edición de papel de EL PAÍS del pasado sábado contenía una de esas casualidades fatales que solo se dan cuando todos los controles fallan. La apuesta del periódico por la artista Ana Fernández Villaverde, conocida como La Bien Querida y que estrena disco en abril, naufragó por repetitiva. Ese día se publicaron dos entrevistas con ella, en la última página del periódico de papel y en la revista S Moda, que se entregaba junto al ejemplar. La coincidencia es una excepción y por eso voy a explicar de oficio lo ocurrido.

“La entrevista con La Bien Querida por parte de S Moda se acordó con su equipo de promoción y discográfica, quienes nos garantizaron total exclusividad”, explica su subdirectora, Raquel Peláez. Este acuerdo puso en marcha la maquinaria de la revista: se encargó la entrevista a una colaboradora habitual, Blanca Lacasa, y se organizó una sesión de fotos con el estudio Antártica, que incluía estilismo de Paula Delgado y producción de Cristina Serrano, además de una campaña publicitaria. Esfuerzo y dinero que de momento tienen un resultado a medias, porque la versión para la web del artículo, que se habría publicado días después del papel, está guardada sin fecha.

Mientras tanto, el periodista Manuel Jabois, que estaba al tanto del nuevo disco de la artista, le preguntó si la habían contactado de EL PAÍS para una entrevista. “Es amiga”, explica. Como ella le aseguró que no, él se ofreció a hacerla y pidió permiso al subdirector de la edición de papel, Ricardo de Querol, quien coordina el contenido de la última página del periódico. La cita fue un acuerdo entre los dos amigos. “No sé hasta qué punto ella no sabía que S Moda pertenece a EL PAÍS”, se lamenta Jabois, tras lo ocurrido.

En la organización del periódico existen dos pasos para que la coordinación de los equipos evite fallos de este tipo. Uno es el correo semanal que Querol envía a los jefes de las secciones con la agenda quincenal de las entrevistas de última página. El otro es la reunión de los jueves, en la que las distintas cabeceras del fin de semana anuncian qué llevan. Cuando en dos publicaciones coinciden temas similares salta la alarma.

El primer correo que avisaba del texto de Jabois lo envió Querol el 12 de marzo, 10 días antes de la publicación. Lo recibió Sofía Ruiz de Velasco, la directora de S Moda, pero no lo vio. Cuando la revista explicó sus temas en la reunión semanal, Querol estaba conectado por videoconferencia, aunque no siguió todas las intervenciones por una llamada telefónica.

Es obvio que la coordinación falló. Pero quiero detenerme en una cuestión anterior, que considero el origen del error. Jabois en ningún caso debió haber entrevistado a Ana Fernández Villaverde, porque es el autor de la hoja de promoción del último disco de La Bien Querida. Y en su artículo no advirtió de ello a los lectores.

En cambio, lo detalla ella en la última pregunta de la entrevista de S Moda:

— Es amigo. Como siempre te piden que hay que tener una hoja de promo, pensé pues que me haga una mi amigo Manuel que es escritor: “Le dije: ‘Tú tienes que decir que el disco es la hostia”. (Risas).

Jabois aclara en una conversación posterior que consistió en escribir “dos o tres párrafos” que envió a la cantante hace seis meses. A la pregunta de si cobró por ello, contesta rotundo: “No, que es mi amiga”.

Cualquiera que conozca al periodista sabe de su bonhomía y comprende que no actuó con doblez. El periodista confiesa ahora estar “hundido” por esta situación y admite que no hay excusa para lo ocurrido.

Pero profesionalmente Jabois ha faltado a las cautelas del oficio, establecidas justamente para evitar los sesgos. El Libro de Estilo lo recoge así en el epígrafe que regula el conflicto de intereses: “Los periodistas deberán abstenerse de realizar cualquier información o trabajo periodístico que entre en conflicto con sus intereses personales, ya sean políticos, sindicales, económicos o parentales (parejas y familiares hasta de segundo grado)”.

El “interés personal” es un concepto muy amplio que entra en el ámbito de la ética y que afecta a todo aquello que pueda beneficiar individualmente a un redactor, pero también atañe a las emociones. Uno está mejor predispuesto hacia un amigo y por eso es aconsejable no entrevistarlo, para no levantar dudas sobre la propia imparcialidad profesional. De la misma manera, aun sin intercambio de dinero, no resulta estético que la misma persona recomiende una obra como parte de la promoción comercial y luego entreviste a su autora, porque su criterio ha dejado de ser ecuánime.

Son cuestiones que atañen a la esfera personal de cada redactor, pero que EL PAÍS exige a sus periodistas en aras de la credibilidad del medio. El periodismo se basa en una relación de confianza entre el lector y la publicación y cualquier actuación que rompa ese equilibrio compromete a toda la institución.

Un buen número de las meteduras de pata profesionales las cometen periodistas con buena intención, cegados por sus intereses personales. Nadie está libre de este sesgo y por eso lo ideal es ser muy exquisito. En este caso ha provocado un fallo en cadena: el favor que se hacía por amistad ha roto el orden lógico del trabajo.

Para contactar con la defensora puede escribir un correo electrónico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duración al número +34 649 362 138 (este teléfono no atiende llamadas).

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