Heloísa Teixeira, una de las grandes referencias del feminismo brasileño, falleció el viernes a los 85 años en Río de Janeiro, donde estaba hospitalizada por una neumonía doble. Profesora emérita, investigadora sobre género y raza y escritora, Teixeira pertenecía al selecto grupo de los llamados inmortales, los miembros de la Academia Brasileña de Letras (ABL). La intelectualidad y la prensa brasileñas la despidieron con ese nombre aunque durante casi toda su vida fue conocida como Heloísa Buarque de Hollanda, uno de los apellidos con más solera de Brasil, que adquirió de su primer marido, pariente de Chico Buarque. En vísperas de ingresar a la ABL en 2023, tomó públicamente el apellido materno, Teixeira. En la institución ocupó el lugar dejado por la escritora Nélida Piñon, el primer relevo entre mujeres inmortales.
En la solemne ceremonia de entrada a la institución recordó: “Aún somos poquísimas, solo diez entre 339 hombres”. Se refería a la historia de la Academia Brasileña de Letras, en cuya sede, en Río, la intelectual fue velada este sábado.
Nacida el 26 de julio de 1939, en Ribeirão Preto, en el interior de São Paulo, Teixeira se licenció en Literatura Clásica en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro a principios de los sesenta. En varias etapas de su vida estudió e investigó en Estados Unidos, tanto en la Universidad de Columbia como en la de Harvard, algo que le ofreció una nueva perspectiva sobre su patria. En los años ochenta fue nombrada directora del Museu da Imagem e do Som carioca por el antropólogo Darcy Ribeiro, una de las grandes referencias intelectuales de Brasil y quien mejor describió su diversidad.
Entre la obra de Teixeira, destacan los libros 26 Poetas Hoje (26 poetas hoy), una antología de poetas que creaban fuera de los circuitos comerciales que publicó durante los años de plomo de la dictadura; Explosión Feminista, sobre la cuarta ola feminista en Brasil; Pensamiento Feminista, que reunió textos de referencias claves como la estadounidense Judith Butler o su compatriota Sueli Carneiro; Feminista eu? (¿Feminista yo?), una investigación sobre el papel femenino en la cultura brasileña o Onde é que eu estou? (¿Dónde estoy?), unas memorias en las que repasa su trayectoria intelectual. También fundó el laboratorio Universidad de las Quebradas (barriadas o favelas, en portugués coloquial) con el fin de reunir a creadores culturales de la universidad y con los de los barrios periféricos.
El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, destacó que Teixeira fue “una defensa incansable del papel destacado que las mujeres tienen derecho a ocupar en nuestra sociedad”. Aunque el año pasado le fue diagnosticado un cáncer de páncreas, Teixeira siguió activa. En la última etapa de su vida fue una importante interlocutora de la universidad con artistas procedentes de la periferia.
Quero expressar o meu pesar pelo falecimento de Heloísa Teixeira, uma das maiores pensadoras de nossa literatura e de nossa arte. Sua atuação sempre foi para além dos ambientes universitários: promoveu e deu luz a artistas antes considerados marginalizados e, em projetos nas…
— Lula (@LulaOficial) March 29, 2025
Ya había cruzado el umbral de los ochenta años cuando estrenó una serie divulgativa en la que repasaba las luchas de las mujeres, y explicaba hasta qué punto el pensamiento descolonizador y el contacto con las mujeres de las favelas le llevaron a revisar algunos de sus conceptos. Estaba muy interesada en dialogar con las feministas de las nuevas generaciones, recuerda Folha de S.Paulo. “Entendí que el feminismo de esta generación tiene las mismas causas, pero no las mismas estrategias que mi generación (…) Con la investigación de campo y estando cerca de ellas, me di cuenta de que estas chicas no tenían repertorio, así que me dije: ‘Son mis nietas, les voy a hacer una biblioteca’. Por eso digo que los libros y las series son activismo”. Concebía su trabajo más reciente como fruto de su compromiso con la formación de las nuevas generaciones. “Porque siento que ya no hay vuelta atrás” en la lucha feminista.
La fallecida autora consideraba que “todo en el feminismo actual pasa por el cuerpo” y por eso decidió hacerse un tatuaje con su nuevo nombre. Aunque el primero se lo hizo a los 79 años, se aficionó hasta sumar once, incluidos algunos que replicaban dibujos de sus nietos. Anunció la decisión de abandonar el Buarque de Hollanda de su primer esposo, Luiz, galerista, en una entrevista con O Globo.
Antes de convertirse en referencia del feminismo brasileño, Teixeira y su primer esposo eran dos activos miembros de la intelectualidad carioca. En 1968 fueron los anfitriones de una mítica fiesta de Nochevieja que pasó a la historia local inmortalizada en un libro que cuenta que tras aquella noche 17 de las parejas presentes se rompieron, incluida la suya. Madre de tres hijos, tras el divorcio se casó con João Carlos Horta, director de fotografía, del que enviudó en 2020 tras medio siglo de vida en común.
Brasil despide a la investigadora y escritora, fallecida el viernes, que en 2023 entró en la Academia Brasileña de Literatura con el apellido materno tras toda una vida con el Buarque de Holanda de su primer esposo
Brasil despide a la investigadora y escritora, fallecida el viernes, que en 2023 entró en la Academia de Literatura con el apellido materno tras toda una vida con el Buarque de Holanda de su primer esposo


Heloísa Teixeira, una de las grandes referencias del feminismo brasileño, falleció el viernes a los 85 años en Río de Janeiro, donde estaba hospitalizada por una neumonía doble. Profesora emérita, investigadora sobre género y raza y escritora, Teixeira pertenecía al selecto grupo de los llamados inmortales, los miembros de la Academia Brasileña de Letras (ABL). La intelectualidad y la prensa brasileñas la despidieron con ese nombre aunque durante casi toda su vida fue conocida como Heloísa Buarque de Hollanda, uno de los apellidos con más solera de Brasil, que adquirió de su primer marido, pariente de Chico Buarque. En vísperas de ingresar a la ABL en 2023, tomó públicamente el apellido materno, Teixeira. En la institución ocupó el lugar dejado por la escritora Nélida Piñon, el primer relevo entre mujeres inmortales.
En la solemne ceremonia de entrada a la institución recordó: “Aún somos poquísimas, solo diez entre 339 hombres”. Se refería a la historia de la Academia Brasileña de Letras, en cuya sede, en Río, la intelectual fue velada este sábado.
Nacida el 26 de julio de 1939, en Ribeirão Preto, en el interior de São Paulo, Teixeira se licenció en Literatura Clásica en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro a principios de los sesenta. En varias etapas de su vida estudió e investigó en Estados Unidos, tanto en la Universidad de Columbia como en la de Harvard, algo que le ofreció una nueva perspectiva sobre su patria. En los años ochenta fue nombrada directora del Museu da Imagem e do Som carioca por el antropólogo Darcy Ribeiro, una de las grandes referencias intelectuales de Brasil y quien mejor describió su diversidad.
Entre la obra de Teixeira, destacan los libros 26 Poetas Hoje (26 poetas hoy), una antología de poetas que creaban fuera de los circuitos comerciales que publicó durante los años de plomo de la dictadura; Explosión Feminista, sobre la cuarta ola feminista en Brasil; Pensamiento Feminista, que reunió textos de referencias claves como la estadounidense Judith Butler o su compatriota Sueli Carneiro; Feminista eu? (¿Feminista yo?), una investigación sobre el papel femenino en la cultura brasileña o Onde é que eu estou? (¿Dónde estoy?), unas memorias en las que repasa su trayectoria intelectual. También fundó el laboratorio Universidad de las Quebradas (barriadas o favelas, en portugués coloquial) con el fin de reunir a creadores culturales de la universidad y con los de los barrios periféricos.
El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, destacó que Teixeira fue “una defensa incansable del papel destacado que las mujeres tienen derecho a ocupar en nuestra sociedad”. Aunque el año pasado le fue diagnosticado un cáncer de páncreas, Teixeira siguió activa. En la última etapa de su vida fue una importante interlocutora de la universidad con artistas procedentes de la periferia.
Ya había cruzado el umbral de los ochenta años cuando estrenó una serie divulgativa en la que repasaba las luchas de las mujeres, y explicaba hasta qué punto el pensamiento descolonizador y el contacto con las mujeres de las favelas le llevaron a revisar algunos de sus conceptos. Estaba muy interesada en dialogar con las feministas de las nuevas generaciones, recuerda Folha de S.Paulo. “Entendí que el feminismo de esta generación tiene las mismas causas, pero no las mismas estrategias que mi generación (…) Con la investigación de campo y estando cerca de ellas, me di cuenta de que estas chicas no tenían repertorio, así que me dije: ‘Son mis nietas, les voy a hacer una biblioteca’. Por eso digo que los libros y las series son activismo”. Concebía su trabajo más reciente como fruto de su compromiso con la formación de las nuevas generaciones. “Porque siento que ya no hay vuelta atrás” en la lucha feminista.
La fallecida autora consideraba que “todo en el feminismo actual pasa por el cuerpo” y por eso decidió hacerse un tatuaje con su nuevo nombre. Aunque el primero se lo hizo a los 79 años, se aficionó hasta sumar once, incluidos algunos que replicaban dibujos de sus nietos. Anunció la decisión de abandonar el Buarque de Hollanda de su primer esposo, Luiz, galerista, en una entrevista con O Globo.
Antes de convertirse en referencia del feminismo brasileño, Teixeira y su primer esposo eran dos activos miembros de la intelectualidad carioca. En 1968 fueron los anfitriones de una mítica fiesta de Nochevieja que pasó a la historia local inmortalizada en un libro que cuenta que tras aquella noche 17 de las parejas presentes se rompieron, incluida la suya. Madre de tres hijos, tras el divorcio se casó con João Carlos Horta, director de fotografía, del que enviudó en 2020 tras medio siglo de vida en común.
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Sobre la firma

Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).
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