<p>«Prefiero la intuición a la estrategia». <strong>Pablo Hernando</strong>, el dueño de la frase de antes, es director de cine, pero ni se nota. <strong>Puro instinto. Ni un átomo de un plan preestablecido</strong>. Y, eso, pese a lo que pueda parecer, es bueno. Se diría que su caminar en silencio por el cine, por el cine español, le ha convertido en una de esas figuras que de tanto decir no en voz baja ha acabado por hacerse imprescindible. <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/cine/2025/03/27/67e51fe9e9cf4a8b798b4596.html?intcmp=masnoticiasportada» target=»_blank»><i><strong>Una ballena</strong></i></a> es su tercera película o, como él mismo dice, «su tercera y un tercio», si contamos la parte que le toca de <i><strong>Esa sensación</strong></i>, firmada junto a <strong>Juan Cavestany</strong> y <strong>Julián Génisson</strong>.</p>
La tercera película de Pablo Hernando es el más brillante ejercicio de intuición del cine español en mucho tiempo, sin un átomo de plan establecido
<p>«Prefiero la intuición a la estrategia». <strong>Pablo Hernando</strong>, el dueño de la frase de antes, es director de cine, pero ni se nota. <strong>Puro instinto. Ni un átomo de un plan preestablecido</strong>. Y, eso, pese a lo que pueda parecer, es bueno. Se diría que su caminar en silencio por el cine, por el cine español, le ha convertido en una de esas figuras que de tanto decir no en voz baja ha acabado por hacerse imprescindible. <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/cine/2025/03/27/67e51fe9e9cf4a8b798b4596.html?intcmp=masnoticiasportada» target=»_blank»><i><strong>Una ballena</strong></i></a> es su tercera película o, como él mismo dice, «su tercera y un tercio», si contamos la parte que le toca de <i><strong>Esa sensación</strong></i>, firmada junto a <strong>Juan Cavestany</strong> y <strong>Julián Génisson</strong>.</p>
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