El Consejo de Ministros dio luz verde este martes al plan que permitirá movilizar más de 14.000 millones de euros para mitigar las consecuencias de la guerra arancelaria emprendida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El Gobierno ha decidido repetir la estrategia que ya siguió durante la crisis de la covid-19 y la escalada inflacionista provocada por la guerra de Ucrania, que consistió en una batería de medidas para proteger el tejido empresarial y los puestos de trabajo. Esos paquetes fueron claves para que España parase el golpe y, posteriormente, se situase entre los países que lideran el crecimiento dentro de las economías europeas (en un contexto de gran debilidad de la UE), contuviese los precios y siguiera reduciendo el desempleo.
El acertado plan español para defender a empresas y trabajadores frente a la guerra comercial de Trump requiere un despliegue rápido
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional
El acertado plan español para defender a empresas y trabajadores frente a la guerra comercial de Trump requiere un despliegue rápido


El Consejo de Ministros dio luz verde este martes al plan que permitirá movilizar más de 14.000 millones de euros para mitigar las consecuencias de la guerra arancelaria emprendida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El Gobierno ha decidido repetir la estrategia que ya siguió durante la crisis de la covid-19 y la escalada inflacionista provocada por la guerra de Ucrania, que consistió en una batería de medidas para proteger el tejido empresarial y los puestos de trabajo. Esos paquetes fueron claves para que España parase el golpe y, posteriormente, se situase entre los países que lideran el crecimiento dentro de las economías europeas (en un contexto de gran debilidad de la UE), contuviese los precios y siguiera reduciendo el desempleo.
El alcance de la andanada de aranceles lanzada por Trump todavía resulta incierto, pero el Ministerio de Economía estima que afectará al 80% de las exportaciones a EE UU, que ascienden a 18.600 millones de euros. A eso hay que añadir los efectos indirectos de la medida, puesto que algunos de los principales socios de la Unión, como Alemania, se verán más impactados por esos gravámenes.
En una respuesta que —de momento y en un contexto cambiante— es la adecuada, el Gobierno ha actuado con rapidez ante el nerviosismo de los mercados con un plan que moviliza recursos del ICO, pone en marcha los mecanismos de flexibilidad que recoge la reforma laboral y redirige recursos del fondo europeo de recuperación para garantizar las necesidades inmediatas de empresas que puedan verse en apuros.
La respuesta del Ejecutivo, que llegó el día siguiente al anuncio de los aranceles en Washington, ha buscado además el máximo consenso, tanto en el ámbito del diálogo social con la patronal y los sindicatos como en el parlamentario. En un acercamiento inédito esta legislatura, el Ejecutivo y el PP han compartido y acordado algunas medidas, a pesar de que el principal partido de la oposición sigue subrayando su desconfianza respecto al Gobierno de Sánchez y sobreactuando como reacción a la lectura sesgada que Junts hace del plan. Solo Vox se mantiene al margen de ese consenso alcanzado por todas las fuerzas, que han entendido el valor de la unidad frente a la amenaza exterior.
El desafío lanzado por Trump exige ahora un despliegue certero y sin demora de las medidas proyectadas, actuando sobre los sectores (maquinaria industrial, industria agroalimentaria y productos químicos y farmacéuticos, básicamente) y territorios (Cataluña, por ejemplo, concentra una cuarta parte de las exportaciones a EE UU) más afectados por la política arancelaria de Washington.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha anunciado que en las próximas semanas presentará un programa para diversificar los socios comerciales de España, en línea con la política seguida por Bruselas para abrir y profundizar relaciones con los países de Mercosur, México, Malasia o Vietnam. En una fase posterior, el Ejecutivo deberá recalibrar si el plan es suficiente o necesita incrementar los recursos, incluyendo ayudas directas, para parar el golpe.
El Gobierno también hará bien en conservar la capacidad de colaborar con el líder de la oposición para dar respuesta a los retos que impone el nuevo contexto geopolítico, que van desde el ámbito de la política climática hasta la defensa. Eso supone, como le pide el PP, incorporar a las comunidades autónomas, que también están lanzando sus propios planes para ayudar a sus empresas. Alberto Núñez Feijóo tiene asimismo una oportunidad para desmarcarse de Vox (que en las últimas semanas ha conseguido que varios de sus barones se acerquen a sus posiciones ultras contra la inmigración y el Pacto Verde europeo) y cerrar filas con el Gobierno en Bruselas, donde en última instancia —ningún Estado miembro debe hacer la guerra por su cuenta— han de adoptarse las decisiones de mayor calado para afrontar la crisis desatada por Donald Trump.
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