No ha cumplido los treinta y la cordobesa Irene González Roldán ha logrado cerrar esta semana un sorprendente círculo en su carrera como clavecinista: hace una década salió de Sevilla, su ciudad de adopción, con 17 años, como la gran promesa becada por el Festival de Música Antigua de Sevilla (FeMás), que le abrió la puerta de los conservatorios y maestros más importantes de Europa, para regresar esta semana a la muestra sevillana, diez años después, como una de las grandes figuras de la programación.
Fundadora de la agrupación Flor Galante, y clave en la Schola Cantorum Basiliensis, en Suiza, el centro de música antigua más importante del mundo, en mayo verá publicado su primer álbum como solista. Esta jovencísima intérprete se emociona mientras habla de la música “llena de sorpresas” que se tocaba en el siglo XVIII en la corte de Federico de Prusia, su especialidad.
Pregunta. Sevilla presume de tener una Orquesta Barroca y un festival de música antigua de los más prestigiosos de Europa. Usted que vive ahora en Basilea, ¿cómo se percibe desde la distancia?
Respuesta. Sevilla se ha convertido en un icono emergente de la música antigua en Europa. No hay que olvidar que el festival de música antigua de Utrecht, el más importante del mundo, dedicó su edición de 2024 a Sevilla. Es algo de lo que debemos sentirnos orgullosos.
P. Empezó con el piano y, de repente, viró hacia el clave. Tenía sólo 7 años.
R. Mis padres han sido siempre muy melómanos, así que la música antigua ha estado muy presente en casa desde que era pequeña. Me pasaba horas escuchando CDs de Jordi Savall, Pierre Hantaï, Gustav Leonhardt… y soñaba con tocar toda aquella música algún día.
P. Para los estudios superiores ya dejó Sevilla…
R. Sí, estudié mis primeros dos años en el Conservatorio Superior de Salamanca, y al tercer año tuve la oportunidad de trasladarme a La Haya para estudiar con Jacques Ogg a través de una beca Erasmus. Un año después me trasladé a Ámsterdam y en 2020 comencé un máster de clave en la Schola Cantorum Basiliensis de Basilea, con Andrea Marcon. Aquí sigo…
P. Para un músico de su género, ¿sigue siendo necesario salir al extranjero?
R. No es imprescindible, pero estudiar en ciertos lugares en el extranjero ofrece unas oportunidades formativas y profesionales que difícilmente pueden encontrarse en España, aún estamos bastante lejos de igualar la oferta de Suiza, Francia u Holanda.
P. ¿Cómo nace Flor Galante?
R. Nos conocimos tocando juntos en La Haya, pero comenzamos nuestra andadura como grupo en 2020. Por aquel entonces los cuatro estudiábamos ya en Basilea, y nos reuníamos para tocar, en concreto música del compositor Johann Gottlieb Janitsch. Nos presentamos al Concurso Bach de Berlín, conseguimos el primer premio y eso nos consolidó como grupo. Desde entonces nos hemos dedicado a recuperar música alemana de compositores poco conocidos.
P. ¿Se ve más como solista, integrada en un grupo o piensa dar el paso hacia la dirección?
R. Mire, en la época barroca no había distinción entre ambas actividades, el músico era compositor, director, improvisador, solista, músico orquestal… Es importante cultivar todas las facetas posibles. Pero sí, ahora estoy muy interesada en la dirección. Durante mi máster en la Schola Cantorum tuve mis primeras experiencias al frente de una orquesta. También recuerdo con mucho cariño el trabajo que realicé en el Teatro de la Maestranza como asistente de dirección de Andrea Marcon, así que en ello estoy.
P. ¿Qué es la música galante?
R. Es una música llena de sorpresas y retórica. Se tocaba en la corte de Federico de Prusia en Berlín, que fue un importante centro musical. El propio rey era flautista y fomentó un ambiente de experimentación musical que dio lugar al estilo galante. Un gran representante de este estilo es Carl Philip Emmanuel Bach, que compuso de manera muy diferente a su padre, el gran Johann Sebastian. Es una parte de la historia de la música poco conocida, y mucho de la obra de los compositores que tocamos nosotros aún espera en los archivos para ser rescatada.
La intérprete cordobesa, que salió de la ciudad andaluza como gran promesa rumbo a la Schola Cantorum Basiliensis, en Suiza, regresa al Festival de Música Antigua de Sevilla como gran figura EL PAÍS