La enorme tarea de Merz y el SPD

Los democristianos de Friedrich Merz y el Partido Socialdemócrata presentaron ayer su contrato de coalición, 140 páginas en las que se detallan las políticas que piensan aplicar en el Gobierno de Alemania. Una vez que en los próximos días hayan aprobado el texto los militantes del SPD, un minicongreso de la Unión Democristiana y la ejecutiva de la Unión Socialcristiana bávara, Merz podrá ser investido canciller en el Bundestag, previsiblemente a principios de mayo.

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 Al acuerdo para formar gobierno en Alemania le falta audacia, pero devuelve la estabilidad a uno de los motores europeos  

EDITORIAL

Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Al acuerdo para formar gobierno en Alemania le falta audacia, pero devuelve la estabilidad a uno de los motores europeos

Friedrich Merz tras una rueda de prensa después de haber alcanzado un acuerdo sobre su gobierno de coalición en Berlín, este miércoles.
El País

Los democristianos de Friedrich Merz y el Partido Socialdemócrata presentaron ayer su contrato de coalición, 140 páginas en las que se detallan las políticas que piensan aplicar en el Gobierno de Alemania. Una vez que en los próximos días hayan aprobado el texto los militantes del SPD, un minicongreso de la Unión Democristiana y la ejecutiva de la Unión Socialcristiana bávara, Merz podrá ser investido canciller en el Bundestag, previsiblemente a principios de mayo.

La negociación de este acuerdo y su ratificación habrán sido relativamente sencillas, si se compara con las dificultades colosales que afrontará a partir de ahora el canciller, con el país en recesión y en crisis industrial, y sin respuestas sencillas ante el vendaval económico y geopolítico provocado por Donald Trump. Ninguno de sus antecesores en décadas recientes, posiblemente desde Helmut Kohl tras la reunificación de las dos Alemanias en 1990, tuvo ante sí una tarea comparable a la de Merz.

Trump coloca al mundo y a Europa ante una situación crítica, y el nuevo escenario resulta especialmente complicado para Alemania, país que, en unas semanas, ha visto tambalearse dos de los pilares de su prosperidad y estabilidad. Uno son las exportaciones, motor de su economía ahora amenazado por los aranceles de Trump. El otro es el paraguas militar, que el presidente estadounidense también cuestiona. Con la invasión de Ucrania por Rusia en 2022, el país ya perdió las importaciones de gas ruso, y China, hasta hace unos años un Eldorado para la industria alemana, también se ha cerrado como mercado.

La cuestión es si el acuerdo de coalición está a la altura del desafío. La necesidad de compromiso ha llevado a democristianos y socialdemócratas a pactar soluciones descafeinadas, un programa con pocas propuestas audaces, ni respuestas en una época de líderes autoritarios y vulneración de las normas en la que este país prosperó tras la II Guerra Mundial. Merz ha logrado endurecer la política de inmigración y frenar la voluntad de los socialdemócratas para aumentar los impuestos a los más ricos, pero el texto presenta una virtud, y es que recoge unos consensos que reflejan el sentimiento de una mayoría amplia de la sociedad. Ante las turbulencias y la necesidad de decisiones graves, la unión de los moderados resulta prometedora.

La ventaja de Merz es, en realidad, que la gran decisión que determinará su legislatura ya la tomó hace tres semanas, cuando el Bundestag saliente reformó la Constitución para permitir a Alemania endeudarse e invertir hasta un billón de euros en defensa, infraestructuras y medio ambiente. La reforma, adoptada en contra de lo que el líder democristiano había prometido en campaña, le otorga a él y a sus aliados socialdemócratas un margen de maniobra insólito que le permitirá apoyar el relanzamiento de la economía y rearmar al país ante la retirada de EE UU y la amenaza de Rusia.

La otra ventaja de Merz es la expectativa y crédito internacional de los que disfruta. Berlín no tiene un Gobierno plenamente operativo desde que en noviembre el canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, disolvió la coalición tripartita con verdes y liberales. Ahora, como promete el canciller, “Alemania ha vuelto”. Que el acuerdo de coalición sea modesto, casi por definición, no debe ser un obstáculo para que la primera economía europea, y el país más poblado, juegue plenamente el papel que le corresponde en la Unión. En el mundo de Donald Trump, Vladímir Putin y Xi Jinping es más necesario que nunca.

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