Radiante diada de Sant Jordi en Barcelona

Radiante ha amanecido el día en Barcelona para celebrar Sant Jordi. Lejos quedan ya aquellas ediciones pasadas por agua o confinadas por la pandemia. Todo parece estar a favor de una nueva fiesta del día del libro y la rosa en qué los principales actores, libreros y floristas, además de todos los ocasionales que montan sus paradas, esperan batir récords de ventas. Libros nuevos, de segunda mano, rosas de mil formas y colores y otros artículos que se tunean para fundirse con el día más intenso de la primavera llenan el centro de la capital catalana, repleto de gente, especialmente Gran de Gràcia, el paseo de Gràcia y La Rambla. A primera hora de la tarde, la masificación ha llevado a TMB, la empresa de transporte público, a cerrar el acceso de la línea 3 del metro del paseo de Gràcia “por seguridad”. Por la misma razón, para evitar aglomeraciones, pasadas las 18 horas se ha cerrado el pasillo de enlace entre las líneas L3 y L4 en la misma estación.

A las nueve de la mañana una hilera de adolescentes, algunas de ellas leyendo de piernas cruzadas en el suelo, ya esperaban pacientes y sonrientes su turno ante los puestos donde al poco rato empezarían la ronda de firmas Inma Rubiales y Alice Kellen delante del Fnac. Ambas comparten el estilo de novela romántica que ha enganchado a miles de adolescentes e iniciaron sus carreras en la plataforma de autoedición Wattpad. Pocos años después de volcarse a escribir, son autoras súper ventas editadas por Planeta. Las colas ante estos fenómenos de las lectoras más jóvenes se han convertido en habituales las últimas ediciones de la diada de Sant Jordi.

Un puesto de libros en el centro de Barcelona.

Unos metros más abajo, en el Palau de la Virreina, el Ayuntamiento de Barcelona celebraba su desayuno anual para inaugurar el día del libro, convocando a escritores, editores y gente del mundo cultural. No ha faltado la escritora mexicana Cristina Rivera Garza, la pregonera de este año, que se ha mostrado “maravillada” de encontrarse esta mañana “una ciudad confabulada a favor de la lectura”. Si ayer ensalzó el poder de las bibliotecas públicas, hoy ha querido poner en valor a “los maestros y maestras que nos enseñaron a leer”. A su vez, el alcalde Jaume Collboni ha invitado a todos los ciudadanos a “respirar al unísono” el ambiente de este día que incita como ningún otro a la dicha colectiva.

Por delante, casi 500 puestos de libros y rosas en un recorrido de 3,5 kilómetros en el centro de la ciudad, concentrado en el paseo de Gràcia y La Rambla, con ramificaciones en otras calles del Eixample en la ya conocida como supermanzana literaria. Pero el alcalde ha recordado que Sant Jordi se extiende más allá del centro para llegar a los barrios con diez espacios ubicados en siete distritos para esponjar la fiesta (Ciutat Vella, Gràcia, Eixample, Les Corts, Sant Andreu, Sant Martí y Sarrià).

Entre los asistentes al desayuno oficial del Ayuntamiento, había autores como Pierre Lemaitre, Manuel Rivas, Carlota Gurt, Regina Rodríguez Sirvent, Rodrigo Fresán o Joan Benesiu. Poco después, muchos otros ya habían empuñado los bolígrafos y atendían sonrientes a sus primeros lectores, como era el caso de Dolores Redondo, David Ucles, Ildefonso Falcones, Javier Sierra, Eloy Moreno, Jair Domínguez o David Bueno, todos ellos con visibles colas ante los puestos de firma.

Una pareja con un ramo de rosas se da un beso en la Rambla de Barcelona. La gente posa con sus rosas, la flor que se regala por Sant Jordi.Una pareja de jóvenes se besa por las calles de Barcelona durante el día de Sant Jordi.La gente mira los libros a la venta en la feria de Sant Jordi.Centenares de personas, algunas de ellas con rosas pasean por el Paseo de Gracia, en Barcelona. Un vecino de las Ramblas coloca una bandera de Cataluña en su balcón.El presidente catalán, Salvador Illa, acompañado de la consellera de cultura, Sònia Hernández, esta mañana en el Paseo de Gràcia de Barcelona. Una persona disfrazada de dragón, en honor a la leyenda de Sant Jordi y el dragón, sorprende a la gente por las Ramblas de Barcelona.Una pareja se da un beso en la Rambla, llena de gente, esta mañana de miércoles. Gente pasea por la feria de Sant Jordi en busca de libros que comprar.Un hombre prepara uno de los puestos en las Ramblas de Barcelona a primera hora.Una joven pasea por las Ramblas con una camiseta en la que se lee Una pareja pasea cogidos de la mano y con una rosa por la concurrida Rambla de Barcelona. Una pareja se besa en la feria de Sant Jordi, en Barcelona, este miércoles.La gente se reúne en los puestos de la feria de Sant Jordi, en Barcelona, para hojear libros.Un joven compra flores para regalar, tradición del día de Sant Jordi.Varias personas hojean y buscan libros en una parada en el Paseo de Gracia, en Barcelona. Cientos de personas acuden a las calles de las Ramblas de Barcelona, en busca de libros que comprar.Las calles de Barcelona se llenan de gente, rosas y libros para celebrar el día de Sant Jordi.El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, en las Ramblas de Barcelona.Varias personas hacen cola para la firma de libros de la escritora Milena Busquets, en la Calle Valencia.Una mujer observa un puesto en Paseo de Gràcia, este miércoles.Varias personas hacen cola para la firma de libros de Milena Busquets, este miércoles en Barcelona.Una joven con una rosa revisa la portada de un libro en uno de los puestos de la feria de Sant Jordi, en Barcelona.Varias personas revisan diferentes libros en uno de los puestos, este miércoles en Barcelona.

Si paseo de Gràcia y La Rambla concentran el mayor número de puestos de libros instalados por librerías y editoriales, las calles adyacentes y Rambla Catalunya son territorio de todo tipo de asociaciones, fundaciones, clubs, colegios o partidos políticos que aprovechan el día para sacar a relucir todas sus acciones. Así, Sant Jordi se convierte en una amalgama de puestos donde caben todo tipo de rosas. Las naturales se venden a partir de 4 euros mientras que algunas más selectas pueden llegar a costar 18,5 euros. Luego está todo el escaparate alternativo, donde caben rosas de bisutería, velas, chucherías, pasteles, llaveros y hasta donde la imaginación llegue. En un cuarto plano están todos aquellos artículos que se tunean para encajar en el día de Sant Jordi, y aquí la oferta ya es incontable.

Todo suma en esta fiesta que, bajo la excusa de la cultura y el amor, convierte Barcelona en un gran centro comercial aderezado por programas de radio y televisión que también salen a la calle para distraer a la gente. Conciertos y pequeñas perfomances tampoco faltan en un día en que todo vale porque todo el mundo parece adorar. Pero con cada gran evento y aglomeración, también se pierde alguna cosa, y en este Sant Jordi ha desaparecido el icónico rótulo de la Sala Dalmau, la galería que cerró sus puertas hace pocos meses en la calle Consell de Cent. Está por ver si volverá como las aglomeraciones por Sant Jordi.

Una parada de rosas en el centro de Barcelona.

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 El día del libro y la rosa apunta a récords empujado por el buen tiempo  

Radiante ha amanecido el día en Barcelona para celebrar Sant Jordi. Lejos quedan ya aquellas ediciones pasadas por agua o confinadas por la pandemia. Todo parece estar a favor de una nueva fiesta del día del libro y la rosa en qué los principales actores, libreros y floristas, además de todos los ocasionales que montan sus paradas, esperan batir récords de ventas. Libros nuevos, de segunda mano, rosas de mil formas y colores y otros artículos que se tunean para fundirse con el día más intenso de la primavera llenan el centro de la capital catalana, repleto de gente, especialmente Gran de Gràcia, el paseo de Gràcia y La Rambla. A primera hora de la tarde, la masificación ha llevado a TMB, la empresa de transporte público, a cerrar el acceso de la línea 3 del metro del paseo de Gràcia “por seguridad”.

A las nueve de la mañana una hilera de adolescentes, algunas de ellas leyendo de piernas cruzadas en el suelo, ya esperaban pacientes y sonrientes su turno ante los puestos donde al poco rato empezarían la ronda de firmas Inma Rubiales y Alice Kellen delante del Fnac. Ambas comparten el estilo de novela romántica que ha enganchado a miles de adolescentes e iniciaron sus carreras en la plataforma de autoedición Wattpad. Pocos años después de volcarse a escribir, son autoras súper ventas editadas por Planeta. Las colas ante estos fenómenos de las lectoras más jóvenes se han convertido en habituales las últimas ediciones de la diada de Sant Jordi.

Sant Jordi 2025

Unos metros más abajo, en el Palau de la Virreina, el Ayuntamiento de Barcelona celebraba su desayuno anual para inaugurar el día del libro, convocando a escritores, editores y gente del mundo cultural. No ha faltado la escritora mexicana Cristina Rivera Garza, la pregonera de este año, que se ha mostrado “maravillada” de encontrarse esta mañana “una ciudad confabulada a favor de la lectura”. Si ayer ensalzó el poder de las bibliotecas públicas, hoy ha querido poner en valor a “los maestros y maestras que nos enseñaron a leer”. A su vez, el alcalde Jaume Collboni ha invitado a todos los ciudadanos a “respirar al unísono” el ambiente de este día que incita como ningún otro a la dicha colectiva.

Por delante, casi 500 puestos de libros y rosas en un recorrido de 3,5 kilómetros en el centro de la ciudad, concentrado en el paseo de Gràcia y La Rambla, con ramificaciones en otras calles del Eixample en la ya conocida como supermanzana literaria. Pero el alcalde ha recordado que Sant Jordi se extiende más allá del centro para llegar a los barrios con diez espacios ubicados en siete distritos para esponjar la fiesta (Ciutat Vella, Gràcia, Eixample, Les Corts, Sant Andreu, Sant Martí y Sarrià).

Entre los asistentes al desayuno oficial del Ayuntamiento, había autores como Pierre Lemaitre, Manuel Rivas, Carlota Gurt, Regina Rodríguez Sirvent, Rodrigo Fresán o Joan Benesiu. Poco después, muchos otros ya habían empuñado los bolígrafos y atendían sonrientes a sus primeros lectores, como era el caso de Dolores Redondo, David Ucles, Ildefonso Falcones, Javier Sierra, Eloy Moreno, Jair Domínguez o David Bueno, todos ellos con visibles colas ante los puestos de firma.

Si paseo de Gràcia y La Rambla concentran el mayor número de puestos de libros instalados por librerías y editoriales, las calles adyacentes y Rambla Catalunya son territorio de todo tipo de asociaciones, fundaciones, clubs, colegios o partidos políticos que aprovechan el día para sacar a relucir todas sus acciones. Así, Sant Jordi se convierte en una amalgama de puestos donde caben todo tipo de rosas. Las naturales se venden a partir de 4 euros mientras que algunas más selectas pueden llegar a costar 18,5 euros. Luego está todo el escaparate alternativo, donde caben rosas de bisutería, velas, chucherías, pasteles, llaveros y hasta donde la imaginación llegue. En un cuarto plano están todos aquellos artículos que se tunean para encajar en el día de Sant Jordi, y aquí la oferta ya es incontable.

Todo suma en esta fiesta que, bajo la excusa de la cultura y el amor, convierte Barcelona en un gran centro comercial aderezado por programas de radio y televisión que también salen a la calle para distraer a la gente. Conciertos y pequeñas perfomances tampoco faltan en un día en que todo vale porque todo el mundo parece adorar. Pero con cada gran evento y aglomeración, también se pierde alguna cosa, y en este Sant Jordi ha desaparecido el icónico rótulo de la Sala Dalmau, la galería que cerró sus puertas hace pocos meses en la calle Consell de Cent. Está por ver si volverá como las aglomeraciones por Sant Jordi.

Una parada de rosas en el centro de Barcelona.

 EL PAÍS

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