Acabamos de celebrar el Día del Libro y un hecho destacado de las últimas semanas es que personas respetables han defendido la prohibición de uno. Es lo que recomendaba la ministra de Igualdad. La Fiscalía pedía que se evaluara antes de ponerse a la venta: los caminos de la posmodernidad pasan por la censura previa. La justicia autorizó la circulación, pero la editorial, en una muestra de cobardía, retiró la obra. Hemos asistido al espectáculo lisérgico de una presidenta del Consejo de Estado celebrando que no se pueda leer un libro.
Las manifestaciones de una masa indignada bloquean la salida de un libro. ¿Por qué no de otros?
Acabamos de celebrar el Día del Libro y un hecho destacado de las últimas semanas es que personas respetables han defendido la prohibición de uno. Es lo que recomendaba la ministra de Igualdad. La Fiscalía pedía que se evaluara antes de ponerse a la venta: los caminos de la posmodernidad pasan por la censura previa. La justicia autorizó la circulación, pero la editorial, en una muestra de cobardía, retiró la obra. Hemos asistido al espectáculo lisérgico de una presidenta del Consejo de Estado celebrando que no se pueda leer un libro.
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