Amos Gitai: «Rechazo el salvajismo de Hamás, pero también la respuesta de Israel de destruir Gaza»

<p><strong>Amos Gitai</strong> (Haifa, 1950), se define: «Sólo soy un arquitecto». Un arquitecto, habría que puntualizar, que acabó convertido en director de cine. Acaso el más renombrado director de cine israelí, nueva puntualización. El camino para llegar ahí es interesante:en 1980 el hijo del también arquitecto Munio Weinraub (judío polaco que trabajó en la Bauhaus y que, tras el cierre de ésta por Goebbels, huyó de la Alemania nazi) rodó un documental, ‘House’, precisamente sobre una casa. Más concretamente, <strong>una vivienda palestina abandonada tras la guerra árabe-israelí de 1948 </strong>y ocupada a lo largo del tiempo por sucesivos habitantes. La película no fue bien vista por sus compatriotas, por su tono de acercamiento con el ‘enemigo’. Gitai terminó de convertirse en una figura incómoda en su país con ‘Field Diary’ (1982), otro trabajo de no ficción sobre la invasión israelí del Líbano. Recorriendo la ruta inversa que su padre, se exilió en Francia durante una década, de 1983 a 1993. Asu regreso, volvió a la casa de ‘House’ para registrar los efectos del paso del tiempo, de los nuevos pobladores y del conflicto palestino-israelí. Lo hizo en dos ocasiones, en 1998 (‘A House in Jerusalem’) y en 2005 (‘News from Home / News from House’).</p>

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 El director israelí trae a Madrid ‘House’, la adaptación al teatro de su trilogía cinematográfica documental, que sigue a los sucesivos habitantes de una casa palestina abandonada tras 1948  

Amos Gitai (Haifa, 1950), se define: «Sólo soy un arquitecto». Un arquitecto, habría que puntualizar, que acabó convertido en director de cine. Acaso el más renombrado director de cine israelí, nueva puntualización. El camino para llegar ahí es interesante:en 1980 el hijo del también arquitecto Munio Weinraub (judío polaco que trabajó en la Bauhaus y que, tras el cierre de ésta por Goebbels, huyó de la Alemania nazi) rodó un documental, ‘House’, precisamente sobre una casa. Más concretamente, una vivienda palestina abandonada tras la guerra árabe-israelí de 1948 y ocupada a lo largo del tiempo por sucesivos habitantes. La película no fue bien vista por sus compatriotas, por su tono de acercamiento con el ‘enemigo’. Gitai terminó de convertirse en una figura incómoda en su país con ‘Field Diary’ (1982), otro trabajo de no ficción sobre la invasión israelí del Líbano. Recorriendo la ruta inversa que su padre, se exilió en Francia durante una década, de 1983 a 1993. Asu regreso, volvió a la casa de ‘House’ para registrar los efectos del paso del tiempo, de los nuevos pobladores y del conflicto palestino-israelí. Lo hizo en dos ocasiones, en 1998 (‘A House in Jerusalem’) y en 2005 (‘News from Home / News from House’).

A pesar de su formación, la casa no es vista como un espacio arquitectónico, sino como un lugar que narra la realidad de dos pueblos tan unidos como enfrentados. Así se puede ver en la versión teatral de la trilogía cinematográfica que Gitai realizó para el Théâtre National de la Colline de París que dirige el libano-canadiense Wajdi Mouawad. Ese montaje, con un reparto encabezado por Irène Jacob (‘La doble vida de Verónica’, de Krzysztof Kielowski -1991-), llega ahora a los Teatros del Canal de Madrid.

«En los últimos años, disfruto cada vez más de hacer teatro», explica a ‘La Lectura’ Gitai, quien guarda un profundo afecto por España. El título de la trilogía hecha función tiene unas connotaciones especiales para palestinos e israelíes. «Es muy importante. Y es el motivo por el que, desafortunadamente, tenemos tantas guerras. Porque ambos grupos están muy apegados a sus casas, a sus campos, a los lugares en los que crecieron. Lo cual es algo natural. Así que esa es una de las dificultades para resolver ese conflicto». Al mismo tiempo, «no es un pedazo de tierra tan grande, geográficamente hablando. Así que tenemos que encontrar otro modelo para acomodar a ambos grupos sin luchar».

La ‘troupe’ de ‘House’ habla sobre el escenario en árabe, hebreo, yiddish, inglés y francés. Un grupo que comparte un sentimiento: «Nos queremos los unos a los otros y estamos felices de estar juntos y de pasarlo bien». Sólo el hecho de que intérpretes y técnicos de orígenes diversos se reúna supone «hacer algo con sentido en este momento terrible». Gitai habla del ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre de 2023 y de la destrucción de Gaza por parte del gobierno israelí como respuesta. «Las artes no cambian la realidad directamente. Pero preservan la memoria y la memoria es un agente muy activo para el cambio. Si un cineasta o un director de escena te dice que puede cambiar la realidad inmediatamente, eso no sucederá. Pero sí que hará que la gente piense». En ese sentido, considera que «la realidad no se cambia únicamente por obra del dinero y las armas, sino también por las ideas. Y con esta obra, o con las películas, intentamos hablar de ideas y de memoria. Lo cual es una forma de actuar en la realidad». Por este motivo, proclama: «Gran parte de lo que hago es una actividad cívica».

En uno de sus viajes, el ex ministro de Exteriores socialista, Miguel Ángel Moratinos, invitó a Gitai a Guernica, con motivo del aniversario del bombardeo de la localidad vizcaína. «Picasso nos enseñó el camino para hablar a través de un medio artístico sobre una tragedia, sobre la guerra», recuerda sobre sus sensaciones de entonces. «Pero a menudo digo que, en el duelo entre Picasso y Franco, este último venció… políticamente. Porque se mantuvo en el poder durante unos 35 años después del ‘Guernica’. Pero, a la larga, Picasso ganó, porque recordamos el ‘Guernica’ y lo seguiremos recordando como un gesto de memoria grabada. Así que las artes no son ‘inocentes’. Pueden contribuir igualmente al entendimiento».

En su caso, su contribución al entendimiento, la actividad cívica de la que hablaba, le ha costado un peaje caro, entre exilios y ataques recibidos. «Es un riesgo. Pero ése es el sentido de la vida: Tomas riesgos por aquellas cosas cosas en las que crees», se explica. «Hay un compromiso cívico, especialmente cuando se trata del lugar en el que nací, el cual amo y por el que me preocupo. Si puedo hacer cualquier cosa por éste, por pequeña que sea, es una recompensa en sí misma. A veces, me enfrento a una gran oposición, pero no me arrepiento ni un minuto».

‘House’ ha sido representada en Londres, Berlín, Roma o París. En este recorrido, Gitai ha descubierto algo: «Para algunas personas no es algo fácil de digerir, pero ése es otro de los poderes del arte, a aquellos que no están completamente encerrados en su propio punto de vista les permite encontrarse con otro universo. Y, básicamente, lo que hace ‘House’ es pedir a ambos grupos que se descubran mutuamente. La clave de todo es que no haya una negación del otro, porque cuando eso ocurre, nos vamos a la siguiente guerra. Pero si promueves el diálogo y la sensibilidad -no sólo la sensibilidad hacia el otro punto de vista, sino a sentir el sufrimiento del otro-, entonces avanzas hacia la reconciliación».

¿Y cómo se materializa esa reconciliación? «Si tuviera la solución, te la diría. Pero la verdad es que no la tengo, y eso me apena enormemente. Es un momento muy triste, salvaje. Y lo único que se puede hacer es fortalecer la tendencia opuesta, que es el diálogo y la amistad. De otro modo, sólo estás repitiendo y reafirmando el odio».

Esa oposición a la violencia lleva a Gitai a afirmar: «Rechazo el salvajismo de Hamas: las violaciones, los incendios de los kibbutzim… La quema, incluso, de gente viva, que en realidad eran pacifistas que iban a Gaza a salvar niños y llevarlos a los hospitales. Como esta septuagenaria, Vivian Silver, cuyo cuerpo fue encontrado carbonizado en su casa después de varias semanas. No recomendaría a mis amigos palestinos que viviesen bajo un régimen de Hamás, sin derechos para las mujeres, para los cristianos ni para ninguna minoría. Un gobierno ejercido de manera reaccionaria y opresiva. De igual manera, rechazo la respuesta del gobierno israelí, la solución de destrucción y asesinato en Gaza. Y tampoco recomendaría a los israelíes que aceptasen las políticas de sus mandatarios. Creo que debemos mantenernos independientes en nuestro pensamiento. Y no ser enviados a la próxima guerra con un programa de desprecio».

Teatros del Canal (Madrid).

25 y 26 de abril.

Entradas de 9 a 30 €

 Teatro

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