‘Viva!‘: Una guerra doble (civil y de género) debajo de la alfombra

Su primer espectáculo, sobre la Guerra Civil española y el feminicidio, cosechó tres premios Drac d’Or en la pasada Fira de Titelles de Lleida. El mes pasado, emocionó al público de Teatralia. Ahora se representa en el Festival FITTOV de Granada y en Titirimundi, la gran fiesta del teatro segoviana, que comienza el 13 de mayo. Viva!, de la compañía francoespañola La Loquace, aborda dos temas graves mediante un lenguaje visual certero y un sentido del humor acendrado. Lisa Peyron y Daniel Olmos, sus artífices, cuentan las vicisitudes de Paco y María, un matrimonio de la Castilla rural cuya vida abarcó la II República y casi todo el franquismo, pero al mismo tiempo dan testimonio de su trayectoria propia como pareja artística y sentimental.

Olmos y Peyron se erigen en narradores de una historia cuyo escenario es un escritorio, como el que él usó en una etapa profesional pretérita, en la que ejerció de abogado. Sobre su superficie, ambos factótums van desplegando cartapacios, lapiceros, pósits, rotuladores y otros útiles de oficina con los cuales crean metáforas extremadamente elocuentes. Una pizarrita, por ejemplo, es la tabla donde María frota las prendas sucias en el lavadero del

pueblo, junto a sus vecinas, pero un minuto después simboliza el muro donde alguna de ellas le acusa de traidora, rotulando esta palabra. Un ramillete de lápices azules representa a los parroquianos que al comienzo de la Guerra civil optaron por el bando sublevado, cuyo ejército es un juego de lapiceros Alpino perfectamente alineados. Una multiplicidad de lapiceritos rojos, desparramados caóticamente, dan la medida de la pluralidad desacordada del bando republicano.

El público ríe ante la elocuencia del dispar despliegue de unos y otros utensilios y el ingenio preciso de la pareja de actores manipuladores. Un sacapuntas de manivela encarna al pelotón de ejecución bajo cuyos disparos caen varios lápices, sin que el distanciamiento que imprimen los objetos le reste un ápice de crudeza al crimen. La función engancha desde antes de comenzar, por la naturalidad desarmante con la que pareja recibe al público desde el escenario. Durante el primer acto, Olmos tiene la palabra. Peyron, mientras, asume un discreto papel auxiliar. Viva! avanza de este modo hasta donde puede. Llegado un momento, la actriz ve necesario tomar la palabra, para recontarlo todo de nuevo, ahora desde la óptica de María (tal y como Valle-Inclán hace en Los cuernos de don Friolera, donde la misma historia se narra desde tres perspectivas).

La actriz, hasta entonces en la sombra, cobra una presencia magnética en este segundo acto: la calidez de sus acciones, la sutileza con la que procede y la precisión de su vocabulario gestual, en contraste permanente con la fragilidad encantadora con la que se desenvuelve en castellano, le dan al espectáculo el empujón definitivo hacia su desenlace trágico, contrapunteado por la visión positiva con la que esta pareja tan bien acordada lo aborda. Viva! abrirá una edición de Titirimundi en la que destaca también la presencia de la compañía francesa Les Anges au Plafond.

Viva! Texto, dirección e interpretación: Daniel Olmos y Lisa Peyron. Acompañamiento artístico: Katy Deville y Clément Montagnier. Granada. Teatro Alhambra, 25 de abril. Segovia, Sala Julio Michel de La Cárcel Centro de Creación, del 13 al 15 de mayo.

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 Su primer espectáculo, sobre la Guerra Civil española y el feminicidio, cosechó tres premios Drac d’Or en la pasada Fira de Titelles de Lleida. El mes pasado, emocionó al público de Teatralia. Ahora se representa en el Festival FITTOV de Granada y en Titirimundi, la gran fiesta del teatro segoviana, que comienza el 13 de mayo. Viva!, de la compañía francoespañola La Loquace, aborda dos temas graves mediante un lenguaje visual certero y un sentido del humor acendrado. Lisa Peyron y Daniel Olmos, sus artífices, cuentan las vicisitudes de Paco y María, un matrimonio de la Castilla rural cuya vida abarcó la II República y casi todo el franquismo, pero al mismo tiempo dan testimonio de su trayectoria propia como pareja artística y sentimental.Olmos y Peyron se erigen en narradores de una historia cuyo escenario es un escritorio, como el que él usó en una etapa profesional pretérita, en la que ejerció de abogado. Sobre su superficie, ambos factótums van desplegando cartapacios, lapiceros, pósits, rotuladores y otros útiles de oficina con los cuales crean metáforas extremadamente elocuentes. Una pizarrita, por ejemplo, es la tabla donde María frota las prendas sucias en el lavadero delpueblo, junto a sus vecinas, pero un minuto después simboliza el muro donde alguna de ellas le acusa de traidora, rotulando esta palabra. Un ramillete de lápices azules representa a los parroquianos que al comienzo de la Guerra civil optaron por el bando sublevado, cuyo ejército es un juego de lapiceros Alpino perfectamente alineados. Una multiplicidad de lapiceritos rojos, desparramados caóticamente, dan la medida de la pluralidad desacordada del bando republicano.El público ríe ante la elocuencia del dispar despliegue de unos y otros utensilios y el ingenio preciso de la pareja de actores manipuladores. Un sacapuntas de manivela encarna al pelotón de ejecución bajo cuyos disparos caen varios lápices, sin que el distanciamiento que imprimen los objetos le reste un ápice de crudeza al crimen. La función engancha desde antes de comenzar, por la naturalidad desarmante con la que pareja recibe al público desde el escenario. Durante el primer acto, Olmos tiene la palabra. Peyron, mientras, asume un discreto papel auxiliar. Viva! avanza de este modo hasta donde puede. Llegado un momento, la actriz ve necesario tomar la palabra, para recontarlo todo de nuevo, ahora desde la óptica de María (tal y como Valle-Inclán hace en Los cuernos de don Friolera, donde la misma historia se narra desde tres perspectivas).La actriz, hasta entonces en la sombra, cobra una presencia magnética en este segundo acto: la calidez de sus acciones, la sutileza con la que procede y la precisión de su vocabulario gestual, en contraste permanente con la fragilidad encantadora con la que se desenvuelve en castellano, le dan al espectáculo el empujón definitivo hacia su desenlace trágico, contrapunteado por la visión positiva con la que esta pareja tan bien acordada lo aborda. Viva! abrirá una edición de Titirimundi en la que destaca también la presencia de la compañía francesa Les Anges au Plafond.Viva! Texto, dirección e interpretación: Daniel Olmos y Lisa Peyron. Acompañamiento artístico: Katy Deville y Clément Montagnier. Granada. Teatro Alhambra, 25 de abril. Segovia, Sala Julio Michel de La Cárcel Centro de Creación, del 13 al 15 de mayo. Seguir leyendo  

Su primer espectáculo, sobre la Guerra Civil española y el feminicidio, cosechó tres premios Drac d’Or en la pasada Fira de Titelles de Lleida. El mes pasado, emocionó al público de Teatralia. Ahora se representa en el Festival FITTOV de Granada y en Titirimundi, la gran fiesta del teatro segoviana, que comienza el 13 de mayo. Viva!, de la compañía francoespañola La Loquace, aborda dos temas graves mediante un lenguaje visual certero y un sentido del humor acendrado. Lisa Peyron y Daniel Olmos, sus artífices, cuentan las vicisitudes de Paco y María, un matrimonio de la Castilla rural cuya vida abarcó la II República y casi todo el franquismo, pero al mismo tiempo dan testimonio de su trayectoria propia como pareja artística y sentimental.

Olmos y Peyron se erigen en narradores de una historia cuyo escenario es un escritorio, como el que él usó en una etapa profesional pretérita, en la que ejerció de abogado. Sobre su superficie, ambos factótums van desplegando cartapacios, lapiceros, pósits, rotuladores y otros útiles de oficina con los cuales crean metáforas extremadamente elocuentes. Una pizarrita, por ejemplo, es la tabla donde María frota las prendas sucias en el lavadero del

pueblo, junto a sus vecinas, pero un minuto después simboliza el muro donde alguna de ellas le acusa de traidora, rotulando esta palabra. Un ramillete de lápices azules representa a los parroquianos que al comienzo de la Guerra civil optaron por el bando sublevado, cuyo ejército es un juego de lapiceros Alpino perfectamente alineados. Una multiplicidad de lapiceritos rojos, desparramados caóticamente, dan la medida de la pluralidad desacordada del bando republicano.

El público ríe ante la elocuencia del dispar despliegue de unos y otros utensilios y el ingenio preciso de la pareja de actores manipuladores. Un sacapuntas de manivela encarna al pelotón de ejecución bajo cuyos disparos caen varios lápices, sin que el distanciamiento que imprimen los objetos le reste un ápice de crudeza al crimen. La función engancha desde antes de comenzar, por la naturalidad desarmante con la que pareja recibe al público desde el escenario. Durante el primer acto, Olmos tiene la palabra. Peyron, mientras, asume un discreto papel auxiliar. Viva! avanza de este modo hasta donde puede. Llegado un momento, la actriz ve necesario tomar la palabra, para recontarlo todo de nuevo, ahora desde la óptica de María (tal y como Valle-Inclán hace en Los cuernos de don Friolera, donde la misma historia se narra desde tres perspectivas).

La actriz, hasta entonces en la sombra, cobra una presencia magnética en este segundo acto: la calidez de sus acciones, la sutileza con la que procede y la precisión de su vocabulario gestual, en contraste permanente con la fragilidad encantadora con la que se desenvuelve en castellano, le dan al espectáculo el empujón definitivo hacia su desenlace trágico, contrapunteado por la visión positiva con la que esta pareja tan bien acordada lo aborda. Viva! abrirá una edición de Titirimundi en la que destaca también la presencia de la compañía francesa Les Anges au Plafond.

Viva! Texto, dirección e interpretación: Daniel Olmos y Lisa Peyron. Acompañamiento artístico: Katy Deville y Clément Montagnier. Granada. Teatro Alhambra, 25 de abril. Segovia, Sala Julio Michel de La Cárcel Centro de Creación, del 13 al 15 de mayo.

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