Era una de las llegadas más esperadas de la alfombra roja de la gala MET de este año, que homenajeaba el estilo del llamado ‘dandismo negro’. Aunque lo más fácil para seguir la temática de esta edición era optar por un traje con referencias a los grandes sastres, Rosalía supo darle una vuelta de tuerca al concepto de esta fiesta benéfica, que ayuda a financiar el funcionamiento del Costume Institute de Nueva York.
Acompañada de Olivier Rousteing, director creativo de Balmain y creador de su look, Rosalía subió las escaleras enfundada en un ajustadísimo vestido blanco. El diseño está inspirado en los maniquís sobre los que se trabajan las prendas a medida, una manera muy original de homenajear a la sastrería negra, el código de vestimenta del evento. “Toda creación comienza con un boceto y eso es lo que he querido representar con este diseño”, explicó el diseñador.
El diseño recordaba en parte al que Rousteing creó el año pasado para la cantante Tyla: ese ‘vestido’ no exento de polémica que recubrió de arena mojada su cuerpo hasta crear una pieza de barro que funcionaba como una segunda piel.
“Siempre me ha gustado mucho su trabajo y pensé que esta vez era la ocasión perfecta para colaborar juntos. Llevaba mucho tiempo queriendo trabajar con él”, dijo Rosalía a su llegada a la alfombra roja. Aprovechando la entrevista que Emma Chamberlain les hizo justo cuando entraba en la gala, la cantante le hizo una confesión a Olivier Rousteing. “Quiero que sepas que en 2015, cuando tú sacaste tu colección con H&M, yo estuve ahorrando para comprarme tus diseños porque los quería usar en mis actuaciones. Así que recuerdo pedirle permiso a mi madre para usar un dinero que tenía ahorrado para comprarme tus piezas. Y tengo una foto que lo prueba. La vida es una locura porque diez años más tarde estoy llevando un vestido que has hecho especialmente para mí”, le explicó emocionada. Rousteing se arrodilló ante la española y le dijo “te quiero”. Antes se había deshecho en halagos diciendo que era “icónica” y que admiraba profundamente sus canciones.
Era una de las llegadas más esperadas de la alfombra roja de la gala MET de este año, que homenajeaba el estilo del llamado ‘dandismo negro’. Aunque lo más fácil para seguir la temática de esta edición era optar por un traje con referencias a los grandes sastres, Rosalía supo darle una vuelta de tuerca al concepto de esta fiesta benéfica, que ayuda a financiar el funcionamiento del Costume Institute de Nueva York.Acompañada de Olivier Rousteing, director creativo de Balmain y creador de su look, Rosalía subió las escaleras enfundada en un ajustadísimo vestido blanco. El diseño está inspirado en los maniquís sobre los que se trabajan las prendas a medida, una manera muy original de homenajear a la sastrería negra, el código de vestimenta del evento. “Toda creación comienza con un boceto y eso es lo que he querido representar con este diseño”, explicó el diseñador.El diseño recordaba en parte al que Rousteing creó el año pasado para la cantante Tyla: ese ‘vestido’ no exento de polémica que recubrió de arena mojada su cuerpo hasta crear una pieza de barro que funcionaba como una segunda piel.“Siempre me ha gustado mucho su trabajo y pensé que esta vez era la ocasión perfecta para colaborar juntos. Llevaba mucho tiempo queriendo trabajar con él”, dijo Rosalía a su llegada a la alfombra roja. Aprovechando la entrevista que Emma Chamberlain les hizo justo cuando entraba en la gala, la cantante le hizo una confesión a Olivier Rousteing. “Quiero que sepas que en 2015, cuando tú sacaste tu colección con H&M, yo estuve ahorrando para comprarme tus diseños porque los quería usar en mis actuaciones. Así que recuerdo pedirle permiso a mi madre para usar un dinero que tenía ahorrado para comprarme tus piezas. Y tengo una foto que lo prueba. La vida es una locura porque diez años más tarde estoy llevando un vestido que has hecho especialmente para mí”, le explicó emocionada. Rousteing se arrodilló ante la española y le dijo “te quiero”. Antes se había deshecho en halagos diciendo que era “icónica” y que admiraba profundamente sus canciones. Seguir leyendo EL PAÍS
