India y Pakistán se hallan en los que podrían ser los primeros compases de un enfrentamiento que amenaza con convertirse en su quinta guerra desde que ambos países proclamaran la independencia y protagonizaran además una violenta separación, en 1947, con matanzas sectarias y multitudinarios desplazamientos de población. Al igual que en tres de las cuatro guerras precedentes, todo ha empezado en la región de Cachemira, dividida y reivindicada por los dos vecinos. Es el mayor de los Estados indios de mayoría musulmana y el más conflictivo, con la autonomía anulada desde 2019 por el primer ministro Narendra Modi y cuarteado en dos territorios dirigidos desde Nueva Delhi.
El riesgo de guerra entre dos países con el arma nuclear es enorme en un contexto internacional caótico y sin una superpotencia hegemónica
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional
El riesgo de guerra entre dos países con el arma nuclear es enorme en un contexto internacional caótico y sin una superpotencia hegemónica


India y Pakistán se hallan en los que podrían ser los primeros compases de un enfrentamiento que amenaza con convertirse en su quinta guerra desde que ambos países proclamaran la independencia y protagonizaran además una violenta separación, en 1947, con matanzas sectarias y multitudinarios desplazamientos de población. Al igual que en tres de las cuatro guerras precedentes, todo ha empezado en la región de Cachemira, dividida y reivindicada por los dos vecinos. Es el mayor de los Estados indios de mayoría musulmana y el más conflictivo, con la autonomía anulada desde 2019 por el primer ministro Narendra Modi y cuarteado en dos territorios dirigidos desde Nueva Delhi.
El detonante del conflicto actual fue un atentado terrorista perpetrado el 22 de abril en Pahalgam, localidad cachemir de soberanía india, donde perdieron la vida 26 turistas, en su mayoría hindúes. Las autoridades de Nueva Delhi atribuyeron la masacre a un grupo islámico apoyado por Islamabad y la escalada empezó con la restricción de visados, la retirada de diplomáticos y la suspensión del tratado sobre cursos fluviales por parte de India, una medida de enorme trascendencia para el abastecimiento de agua a Pakistán. Siguió con escaramuzas entre tropas de ambos países en la llamada línea de control que separa la Cachemira india y de la paquistaní y, finalmente, ha adquirido en los últimos días los perfiles de una contienda en marcha con el ataque aéreo a nueve puntos en territorio paquistaní que Nueva Delhi vinculó con el grupo terrorista. Causó la muerte a 31 personas.
Con las fronteras cerradas, las regiones limítrofes de India y Pakistán se hallan en máxima alerta. Ambos países cuentan con el arma nuclear, aunque adscrita en teoría a la doctrina llamada de ‘no primer uso’ y dedicada exclusivamente a la disuasión, estatus de escasa fiabilidad en el actual contexto internacional. Para complicar más el escenario, una parte de Cachemira está ocupada por China, la superpotencia vecina, rival estratégica de India y aliada histórica de Pakistán y, por tanto, descartada para ejercer ningún tipo de mediación en el conflicto.
El riesgo es enorme en un momento de desorden mundial, con el Consejo de Seguridad de la ONU paralizado por las guerras de Gaza y Ucrania y sin una superpotencia hegemónica con vocación y capacidad para frenar la escalada. Es también inquietante la debilidad del departamento de Estado de EE UU, que, afectado por los recortes impuestos por Elon Musk, no ha cubierto la plaza de responsable para el subcontinente asiático. Está además en manos de Marco Rubio, eclipsado por la gesticulación trumpista y por los poderes negociadores de Steve Witkoff, el enviado especial para todo: Irán, Gaza y Ucrania. Sería una pésima noticia, otra más, que los actuales enfrentamientos entre India y Pakistán terminasen derivando en una guerra de consecuencias imprevisibles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Añadir usuarioContinuar leyendo aquí
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
Flecha
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos
Más información
Archivado En
Opinión en EL PAÍS