Cien años del templo castizo del teatro: «Son siete milagros que el Pavón siga aquí frente a los devoradores de ladrillo»

<p>Tiene algo de inmortal alcanzar el siglo de existencia. Pero tratándose del Teatro Pavón, la proeza roza lo sobrenatural. Ya en 1925, su inauguración se produjo en plena crisis escénica, porque «no había público para tanto teatro», relataban las crónicas de la época. «Son siete milagros, no uno. Como las vidas de un gato. Parece ser que un teatro no es una necesidad vital, y que se haya mantenido aquí son siete milagros», apuntala<strong> José Maya, su dueño desde 1999</strong>. «Ha mostrado una resiliencia admirable a lo largo de estos 100 años, porque ha pasado por épocas doradas y no tan buenas, y siempre se ha mantenido en pie», apoya <strong>Esther Bravo, su directora desde 2022</strong>. Ambos capitanean los méritos de este veterano escénico, superviviente en el castizo Embajadores, pero como abordan en la visita de GRAN MADRID, el valor del Pavón no es sólo arquitectónico y patrimonial. El pasado mayo, recibió la Medalla de Honor de la ciudad de Madrid. Sus 100 años van más allá de solemnizar la longevidad.</p>

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 El Teatro Pavón celebra un siglo en pie, ahora con el Grupo Luchana al frente y los proyectos inéditos de protección BIC y de una terraza en la azotea  

Tiene algo de inmortal alcanzar el siglo de existencia. Pero tratándose del Teatro Pavón, la proeza roza lo sobrenatural. Ya en 1925, su inauguración se produjo en plena crisis escénica, porque «no había público para tanto teatro», relataban las crónicas de la época. «Son siete milagros, no uno. Como las vidas de un gato. Parece ser que un teatro no es una necesidad vital, y que se haya mantenido aquí son siete milagros», apuntala José Maya, su dueño desde 1999. «Ha mostrado una resiliencia admirable a lo largo de estos 100 años, porque ha pasado por épocas doradas y no tan buenas, y siempre se ha mantenido en pie», apoya Esther Bravo, su directora desde 2022. Ambos capitanean los méritos de este veterano escénico, superviviente en el castizo Embajadores, pero como abordan en la visita de GRAN MADRID, el valor del Pavón no es sólo arquitectónico y patrimonial. El pasado mayo, recibió la Medalla de Honor de la ciudad de Madrid. Sus 100 años van más allá de solemnizar la longevidad.

«Significa que está vivo, que las artes escénicas están vivas y que perduran en el tiempo, que no pasan de moda», defiende quien, después de todas las novias que han acogido estos escenarios, se afana en darle un nuevo rumbo artístico, desde que Grupo Teatros Luchana asumió la gestión. «Mi sueño era marcar la diferencia con un teatro por todos y para todos», destaca. Hay mucho que festejar, por su historia, y también a futuro. Aguardan primicias. «Es una celebración para la ciudad y para todos los que nos dedicamos a esto», le secunda quien avaló con su propia casa la recuperación de este icono del Modernismo. «Serían unos 15 millones de señal, ya no recuerdo, a pagar en dos años de plazo para hacer las obras y, luego, gestionar un crédito. Si no pagaba los 180 millones finales, lo perdía todo. Mi hijo, con 7 años, me dijo: ‘Papá, te estás arriesgando a todo’. Me hizo mucha gracia. Luego, estudió Económicas», rememora. Estaba en juego un teatro, el Pavón, nada menos.

La fachada del Teatro Pavón, hoy.
La fachada del Teatro Pavón, hoy.ANTONIO HEREDIA

El edificio aún es esa joya art decó -rehabilitaciones mediante, como la última de Ignacio de las Casas-, que se alzó como novedad en el Madrid del siglo XX. Levantado por la empresaria Francisca Pavón, abrió sus puertas en 1925 como «coliseo eminentemente popular y a precios económicos», según La Época, después de que culminase su original obra, con 700.000 pesetas y 1.700 butacas, el arquitecto Teodoro de Anasagasti. Ya había ensayado estilo en el Teatro Fuencarral, el Real Cinema, el Cine Cisne o el Monumental Cinema. «Ojalá podamos cumplir 300 más. Que un edificio de principios de siglo siga estando aquí y no haya sido víctima de los devoradores de ladrillo, me parece que es una maravilla», añade José Maya.

Sobre todo, porque, como él mismo incide, se lanzó a comprar un teatro junto a la directora Amaya Curieses, «pero sin dinero», y jamás les acompañó «un empresario potente, potente para hacer un tipo Globe [el Shakespeare’s Globe Theatre, en Londres] o el teatro donde está Peter Brook en París [el Théâtre Les Bouffes du Nord], que estaba abandonado», relata. «Este teatro está lleno de sacrificio ciudadano para luchar por él». A partir de los años 40, se reconvirtió en cine, tras dos décadas de zarzuelas, coplas, sainetes y revista musical. De hecho, el primer escenario español que pisó la vedette Celia Gámez fue el del Pavón, por donde también pasaron Miguel Molina, la Niña de los Peines o Concha Piquer.

Un momento de la obra teatral 'España en pie', de Álvaro de Orriols, en el Pavón.
Un momento de la obra teatral ‘España en pie’, de Álvaro de Orriols, en el Pavón.MARTÍN SANTOS YUBERO (ARCM)

Vivió un resurgir en los 80 entre cierre y cierre, hasta que pusieron fin al declive José Maya y su socia, con quien compartía la compañía Zampanó Teatro, y ya fuera del negocio, desde que en 2022 vendió su parte al empresario e inversor inmobiliario Oliver García Leo. «Cuando lo compré fue a 15 propietarios, que estaban esperando a que esto se convirtiera en una ruina para hacer apartamentos. El techo del gallinero estaba hundido», recuerda su propietario. Allí donde él mismo había asistido como público adolescente para fascinarse con Cartas al padre, de José Luis Gómez, o El misántropo, de Josep María Flotats i Picas.

Tras su apertura, la Compañía Nacional de Teatro Clásico lo alquiló durante 14 años -«gracias a eso el Pavón no se fue al garete»-, mientras rehabilitaban el Teatro de la Comedia. «He tenido muchos apoyos del consorcio [Ayuntamiento de Madrid, Comunidad de Madrid y Ministerio de Cultura] y de gente a la que debo agradecer mucho, como Álvarez del Manzano, por quien recuperamos la torre, y Antonio Garrigues Walker, que es un amante del teatro y me puso en contacto con todo el mundo».

La fundadora Francisca Pavón.
La fundadora Francisca Pavón.

Después, la compañía Kamikaze reabrió el lugar de 2013 a 2021, entre fortuna de premios y subvenciones, pero la despedida no fue en buenos términos, agravada por la crisis de la pandemia. «Todo está publicado ya en la prensa. Se victimizaron. ‘Nos vamos porque estamos en la ruina’, dijeron. Perdón, ustedes no están en la ruina, tienen otras ambiciones, que era tener un espacio propio y que el Estado se lo diese. Me dejaron una deuda, yo todavía estoy pagando lo Kamikaze. Los que han remontado esto ahora han sido los Luchana y Esther», subraya, después de la etapa con Vértigo 360, encabezada por Gonzalo Pérez Pastor. Y en referencia a la pasada etapa, zanja: «He pasado un periodo los últimos cinco años en que me acosaban por todos lados. Se me había metido la zorra en el gallinero y me había dejado las gallinas absolutamente desplumadas».

Ya están a la espera, tras la solicitud a la Comunidad de Madrid, de que este edificio se preserve como Bien de Interés Cultural (BIC), con sus barandillas, sus esgrafiados y su reloj recuperados, más allá de la protección estructural de la que ya goza.

-Sería otro sueño a celebrar-, tercia Esther Bravo.

-Espanta a todos los depredadores. Ya no se puede meter mano aquí.

-Porque ¿quién te dice a ti que no vendrán dentro de 20 años a hacer aquí un centro comercial con tiendas de lujo? La cultura hay que protegerla y los lugares culturales todavía más. Madrid necesita espacios culturales.

La fachada del Teatro Pavón, en sus inicios.
La fachada del Teatro Pavón, en sus inicios.LUIS LLADÓ/©CSIC, ARCHIVO CCHS.

Con ese afán se extendió al Pavón Grupo Teatros Luchana, creado por el promotor Jorge de las Heras y el empresario Ventura Gil, con socios como Fran Perea, desde que en 2015 reconvirtieron los Cines Luchana y, en 2019, rebautizaron el Galileo como Teatro Quique San Francisco, tras ganar su gestión en concurso público. «El Pavón estaba tocado y apaleado, pero estamos consiguiendo, con tesón, confianza y con el equipo [de 18 personas], que esté donde tiene que estar, como referente cultural de Madrid», sostiene su directora. «El Pavón es fuerte, va en su ADN». También su carácter de barrio y cercano, coinciden ambos. «Con la taquilla abierta, pasan vecinos todas las mañanas y comentan las obras del cartel. Y atrae a turistas, la zona se ha puesto muy de moda».

Aunque aún hay algo de lo que adolece, según Esther Bravo. He ahí una buena nueva: «Está en proyecto una terraza en la azotea. Poder escuchar un fandango o un trío de cuerda mientras te tomas un vermú madrileño. Con el objetivo de que el Pavón se acerque un poquito más a los teatros europeos y poner en valor cada rincón del teatro», adelanta, como ya se aprovechan el Ambigú o el popular Café Pavón. Con el horizonte de atraer al público joven, «porque son el futuro», y «devolver al pueblo lo que es del pueblo, que decía Lorca». Ambos coinciden en que «España tiene un patrimonio teatral inmenso y hay que defenderlo, protegerlo». Frente a esos zarpazos del tiempo, con la obstinación del Pavón. Como recita al dedillo José Maya: «El teatro es un espejo imprescindible donde han de mirarse las personas, despertar las conciencias y reírse de sus miserias».

La celebración del centenario del Teatro Pavón arrancó con una gala el pasado abril, presentada por el actor y cantante Ángel Ruiz. Allí, se avanzó la programación especial,que acompañará al cartel en curso (’Magia’, ‘La zapatera prodigiosa’…). Entre las novedades, destaca el rescate de la Copa Pavón de flamenco, que nació como concurso en 1925 y que sólo se celebró durante dos ediciones. Sin su carácter competitivo, esta vez rindió homenaje a la gran voz de Mayte Martín.

También se recuperarán las veladas de boxeo de los años 30 y ya están en marcha las visitas teatralizadas ‘Pavor en el Pavón’, que muestran las entretelas del espacio. En los próximos meses, se lanzarán una publicación sobre los 100 años del Pavón, con Antonio Castro, y una ficción sonora con RNE y Benigno Moreno. Además, habrá mesas redondas sobre arquitectura y cine, en recuerdo de esas otras facetas del edificio, y se cerrará el aniversario con otra gran fiesta.

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