<p>Confeti, pelucas arcoíris, carrozas, drag queens, lentejuelas, un chulazo que es camello, la inconfundible boca de Metro de Chueca, celos, pitonisas, maricas malas, amoríos, fiesta, mucha picardía e ironía, sabias mariliendres, jolgorio, prostitutas, risas y, de repente, <strong>un coro de 48 personas</strong> atronando al unísono junto a los tres protagonistas. Hinchan sus pechos antes de proyectar su vozarrón. El ojo primerizo tomaría por un musical esa estética moderna y el movimiento ajetreado sobre el escenario, pero…</p>
GRAN MADRID visita los ensayos de ‘El Orgullo de quererte. Romance madrileño en tres actos’, una pieza moderna ambientada en las fiestas LGTBIQ+, que actualiza un género del que no se presenta obra nueva desde 1958
Confeti, pelucas arcoíris, carrozas, drag queens, lentejuelas, un chulazo que es camello, la inconfundible boca de Metro de Chueca, celos, pitonisas, maricas malas, amoríos, fiesta, mucha picardía e ironía, sabias mariliendres, jolgorio, prostitutas, risas y, de repente, un coro de 48 personas atronando al unísono junto a los tres protagonistas. Hinchan sus pechos antes de proyectar su vozarrón. El ojo primerizo tomaría por un musical esa estética moderna y el movimiento ajetreado sobre el escenario, pero…
Javier Carmena: Esto no tiene nada que ver, nada. Aquí utilizamos todos los elementos: foxtrot, pasodoble, chotis, pasacalles, copla… El género entero está comprimido y reflejado aquí.
Felipe Nieto: La forma de cantar y de contar es lo que lo diferencia.
Javier Carmena: Tenemos que defender los nuestro, nuestro género lírico español. ¿Por qué un musical?
Aquí el voguing que ejecutan los nueve bailarines lo redondean con castañuelas y se canta «el soniquete de un organillo lo llena todo, el barquillero endulza el aire por doquier» en pos de un desfile LGTBIQ+. GRAN MADRID visita en los Teatros del Canal los últimos ensayos de El orgullo de quererte. Romance madrileño en tres actos que aún son un trabajo en proceso, donde se engrasan los detalles hacia la perfección, antes del estreno del 11 de septiembre. Desde las butacas a oscuras se adivina atento al director Albert Boadella, mientras Alondra de la Parra guía con su batuta un ritmo que resuena a castizo. ¿Una zarzuela? ¿En el siglo XXI? ¿Es posible?
«Es un desafío cien por cien. Esto no es llenar un estadio de fútbol con Beyoncé, es una zarzuela, te la juegas un poco», reconoce Javier Carmena, amante del estilo y el compositor de estos 18 números musicales originales. «La gente cree que es un género anticuado, casposo o relacionado con una mentalidad ya de otra época. Pero se va a sorprender», defiende Felipe Nieto, el libretista que ha ideado la historia de amor, celos, desengaño y libertad, que enreda en unas fiestas del Orgullo madrileño al inocente Tadeo y al arrollador Alonso, manipulados por P. J., el narrador clave. «Habla de la máscara que llevamos todos en las relaciones, de inventarnos un personaje y dar siempre la mejor cara, cuando todos tenemos nuestras miserias, problemas, miedos y carencias».
Ambos creadores, Carmena y Nieto, amigos desde que se conocieron en la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM), han levantado una zarzuela que no renuncia a los preceptos de la tradición, pero que retrata las relaciones modernas, pues esa es la misión de la zarzuela auténtica. «Siempre ha sido un espejo del momento, paralela a la sociedad y crítica». Un género que aún rebosa vida, reivindican. «Si lo anterior funcionaba, por qué romper con lo que funciona». Ni rancio ni tedioso. El orgullo de quererte. Romance madrileño en tres actos que presentan no es una pieza más. Es un hito histórico. Hace 67 años que no sucedía algo así sobre los escenarios. El último estreno fue Las de Caín, en el Teatro de la Zarzuela, en 1958, de los hermanos Álvarez Quintero y con música de Pablo Sorozábal. En la SGAE, figuran cientos de títulos inéditos sobre las tablas.
«Es muy difícil que apuesten e inviertan en algo que no saben si va a funcionar», explica Carmena, también tenor del coro de la ORCAM desde hace 20 años. Y añade su cómplice de este milagro, tenor hoy en el coro de la Zarzuela: «La ópera, la zarzuela, el musical son muy caros, lo amortizas con el tiempo. Y hacer este género es cada vez más difícil». Se dejó de componer hace más de medio siglo, quizá «por devenir natural o porque Sorozábal desapareció y ya de repente murió la zarzuela, la copla, el cuplé, la revista, todos los subgéneros, en favor de otras estéticas. La música siguió su camino y de repente no hubo nadie», reflexionan. «Sorozábal dijo: ‘El fútbol acabó con la zarzuela’», tan de clases populares. «Es parte de la educación. España ha dado grandes músicos y artistas, pero no se pone el mismo mimo que en Francia o Inglaterra y no hablemos ya de Alemania», apunta Nieto. Proclaman: «Y nuestro género lírico vale tanto más que cualquier otro, como la opereta francesa».
Por ello, «poner en pie esto es un sueño hecho realidad», confirman. «Como si nos hubiese tocado la lotería. Hemos tenido una suerte bárbara, porque han confirmado ciegamente en nosotros». Pues para llevarla a escena «a lo grande, nada de género chico, se estrena a lo grande», han contado con el apoyo de la Fundación ORCAM, de Madrid Destino, Cultura y Turismo, y del Auditorio de Tenerife, donde la representarán en 2027. Y con la firmas de calidad de Boadella, De la Parra junto a 58 músicos de la ORCAM, la coreógrafa Sara Cano o la diseñadora de vestuarios Gabriela Salaverri, que siguen también hoy desde las butacas las interpretaciones de los tenores Enrique Viana y Santiago Ballerini, del barítono Germán Olvera y de la soprano María Rey-Joly.
«Siempre apuesto sobre seguro. El talento de todas las personas del proyecto está elegido con un criterio estricto de calidad y de profesionalidad. También soy músico profesional y, con un poco de sensibilidad y de talento para distinguir el de los demás, no es complicada esa selección. Por eso, una cosa así nunca puede fallar», interviene María Antonia Rodríguez, gerente de la Fundación ORCAM. «Es verdad que desde los 60 se han presentado otros espectáculos, pero no eran zarzuela, eran otra cosa, con un lenguaje más propio del siglo XXI. Es increíble que desde entonces no haya nada del todo nuevo. Cada vez que actuamos en la Puerta del Sol con el coro, la gente se viene arriba, de todos los países y edades».
Sin embargo, hasta ahora le dieron «muchos portazos» a esta producción. Cuenta con 10 años ya, desde aquel día que, tomando un vermú en la Taberna de Ángel Sierra, Carmona le soltó a Nieto: «¿Te imaginas que de repente se levanta el telón y se ve Chueca?». Explica: «Yo quería que fuese en Madrid, una Verbena de la Paloma actual y empezamos a pensar: ‘qué falta, qué fiesta falta musicalizar’. Y siguiendo a los grandes maestros: Federico Chueca, Francisco Alonso, Pablo Sorozábal, Federico Moreno Torroba… No buscaron a propósito idear una zarzuela gay, fue «más espontáneo y orgánico». Pero con un principio claro: «Amo Madrid, si compusiera más zarzuelas se desarrollarían todas aquí. Me encanta cada rincón. Madrid se merece toda la música del mundo. Tiene tanta vida, te ofrece todo. Y mira que soy de Toledo», bromea Carmona. Y desvela Nieto: «Ya está maquinando la próxima zarzuela». El milagro no termina aquí.
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