<p>La carta de despedida de Henri Roorda, matemático, hedonista y escritor, coloca al veterano actor <a href=»https://www.elmundo.es/la-lectura/2022/04/06/624c68f0e4d4d804438b456f.html» target=»_blank»>Mario Gas</a> ante el suicidio de otro y a solas en el escenario del Teatro Español. «Es un texto que puedo hacer mío en algunas circunstancias», comenta Gas al otro lado del teléfono. «Afirma cosas sobre la felicidad, renovar el pensamiento, la solidaridad, la igualdad, la especulación o el vínculo matrimonial que comparto. El título es interesante: <i>Pesimismo alegre</i>. Por un lado es pesimista y ha llevado su vida desordenada, de algún modo, con una gran vitalidad. <strong>Más allá de su peripecia vital, que no comparto, su visión del mundo es muy lúcida</strong>»,</p>
Mario Gas monologa como el hedonista que hace un siglo describió con lucidez las angustias y las grandezas de existir, justo antes de quitarse la vida
La carta de despedida de Henri Roorda, matemático, hedonista y escritor, coloca al veterano actor Mario Gas ante el suicidio de otro y a solas en el escenario del Teatro Español. «Es un texto que puedo hacer mío en algunas circunstancias», comenta Gas al otro lado del teléfono. «Afirma cosas sobre la felicidad, renovar el pensamiento, la solidaridad, la igualdad, la especulación o el vínculo matrimonial que comparto. El título es interesante: Pesimismo alegre. Por un lado es pesimista y ha llevado su vida desordenada, de algún modo, con una gran vitalidad. Más allá de su peripecia vital, que no comparto, su visión del mundo es muy lúcida«,
Hasta el 2 de noviembre levantará, en el Teatro Español, con un monólogo de 70 minutos, las confesiones que Roorda envió a un amigo antes de quitarse la vida en 1925. «Tiene una frase al final del texto muy bonita», repasa Gas el papel. «Solo soy un jugador que no quería otra cosa que seguir jugando, pero que no acepta las reglas del juego».
El texto ha sido adaptado por el director Fernando Bernués. «Lo hemos desentrañado para llevarlo de una manera nítida y limpia, huyendo de cualquier espectacularidad emotivo interpretativa«. La sobriedad es otra manera de llenar la escena. «Soy una persona de una cierta edad, tengo una cierta experiencia, tengo muchísimas ganas y energías de seguir trabajando», dice Gas. «Cuando trabajo, siento la duplicidad entre el papel y el intérprete, el medium que expone ideas corporeizadas y emociones que caracterizan a un personaje. Pretendo seguir practicando algo que me emociona y me gusta, que sirve para explicarme a mí mismo».
Mario Gas no sabe si escribiría una carta de despedida en el último momento de su vida. «Henri Roorda no se juzga con demasiada severidad porque cree que ha obrado bien, aunque ha llevado una vida desordenada y sin calcular. Es muy entrañable. Hay algo en él de hombre ingenuo que no ha ocupado su verdadero lugar». ¿Ha ocupado el suyo? «No soy yo quién para decirlo. Uno se limita a vivir y pasear por esta vida de la mejor manera posible, tratando de estar en el lado bueno del camino».
Roorda decidió acabar con su vida cuando más vitalidad sentía. La condescendencia hacia los suicidas no encaja en él. «No me atrevería a denominarlo ni como valentía ni como cobardía», habla Gas sobre el suicidio. «Hay circunstancias que llevan al individuo a perder su afán de superviviencia y decide eliminarse. El suicidio está estigmatizado. Ni siquiera se publica la gran cantidad de suicidios que hay. Produce mucha tristeza que la gente se autoelimine. Habría que poner medios para devolver al individuo las ganas de vivir, pero en ese aspecto cada individuo es siempre soberano».
Y no hace ningún drama con la precarización de los artistas: «Es un problema y, al mismo tiempo, puede ser un estímulo. Algunos creen por su extrema juventud que están inventando la sopa de ajo. Noto cierta desconexión con el pasado y cierto criterio de que todo pasa hoy. Pondría el acento en encontrar la colaboración entre creadores y administraciones públicas. Pero al final el talento sobresale. Se nos viene encima un mundo terrorífico y el teatro sigue confortando y hablando en esta especie de ágora directa de las cosas que le ocurren al ser humano».
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