<p>¿Se imaginan qué ocurriría si pudiésemos sentarnos a charlar con nuestro destino y decidir junto a él cuál es el que mejor nos viene? Porque ¿quién tiene la certeza de que el futuro ya esté escrito? ¿Y si estuviese en nuestra mano poder elegir nuestro camino? Entre esa disyuntiva tan ambigua navega <i><strong>El cabaret de los hombres perdidos</strong></i>, un musical de culto que acaba de regresar renovado a Madrid, al <strong>Teatro Maravillas</strong> (hasta el 23 de noviembre), no sólo para entretener al espectador sino también para invitarle a reflexionar sobre la realidad que vivimos en el presente.</p>
El Teatro Maravillas acoge una nueva versión de ‘El cabaret de los hombres perdidos’, una obra de culto reconocida a nivel internacional
¿Se imaginan qué ocurriría si pudiésemos sentarnos a charlar con nuestro destino y decidir junto a él cuál es el que mejor nos viene? Porque ¿quién tiene la certeza de que el futuro ya esté escrito? ¿Y si estuviese en nuestra mano poder elegir nuestro camino? Entre esa disyuntiva tan ambigua navega El cabaret de los hombres perdidos, un musical de culto que acaba de regresar renovado a Madrid, al Teatro Maravillas (hasta el 23 de noviembre), no sólo para entretener al espectador sino también para invitarle a reflexionar sobre la realidad que vivimos en el presente.
Israel Reyes dirige esta última versión de la obra, que ha adaptado tomando como referencia el texto que ya llevó a las tablas Víctor Conde en 2015, a los Teatros del Canal, y que cosechó el éxito del público, de la crítica e incluso del sector, que la premió de forma repetida.
«Traída a nuestros días», apunta el director, y «al presente distópico» que nos rodea, el musical narra, junto algunos de los pesos pesados de la escena –Cayetano Fernández, Leo Rivera, Armando Pita y Supremme de Luxe– una historia que habla de asuntos tan delicados como el miedo, la identidad, el deseo, la supervivencia, la hipocresía, la desesperación o la tragedia dentro del ambiente festivo de un club nocturno.
El cabaret de los hombres perdidos es, en concreto, el relato sobre el mañana de Dicky, un hombre inmigrante, que llega a la gran ciudad con el sueño de convertirse en cantante. Pero nada más aterrizar, recibe una paliza por su aspecto homosexual (aunque en realidad no lo sea) y en su huida acaba refugiado en un cabaret que está a punto de echar el cierre. Allí se encuentra con Destino, un tatuador, y Lullaby, unos personajes un tanto peculiares que no sólo le curan sus heridas, sino que van a escenificar su futuro, que derivará por un camino con el que no contaba en sus planes.
«La historia tiene lugar en Chueca, un lugar donde es creíble que esto pase», detalla el director del musical antes de deslizar que en la trama se pone sobre la mesa un tema de máxima actualidad pero que permanece en la oscuridad: la homosexualidad masculina.
«Habla de lo que uno pierde en la vida», de «esa dignidad que a veces uno tiene que abandonar para salvarse», añade Reyes, que ha jugado con «el metateatro» para llevar al escenario todo ese el futuro que le espera al personaje principal. «La obra puede parecer confusa pero todo se va ordenando», explica el director, quien convierte en testigo al espectador de un año de la vida de Dicky en apenas hora y media.
«Todos los públicos se van a ver identificados con el personaje, porque habla de vender el alma por la búsqueda del éxito», agrega el protagonista, Cayetano Fernández, que, versado en el musical, también interpretó el papel principal en la versión que se vio hace una década en la capital.
Con «un lenguaje oscuro y un código sexualizado», premisas ambas que caracterizan al cabaret y que, según el director, puede «parecer frívolo», la obra consigue remover conciencias. «Del teatro uno se va con una reflexión, incluso con mal cuerpo», añade Reyes.
En El cabaret de los hombres perdidos, dice, «hay muchos pequeños mensajes del comportamiento humano». «Todo tiene un tinte LGTBI pero es una historia que no tiene género. Habla del ser humano. Son cosas que le pueden pasar a cualquiera», detalla el director sobre la obra, que combina la muerte y la desesperación con el humor negro y un lenguaje que incluye claros guiños a la actualidad. «Hay referencias a Onlyfans», pone como ejemplo.
En realidad, «es una comedia envenenada», sostiene el director sobre su versión, «más comercial que la de Víctor Conde», comenta Cayetano Fernández. «Más que un musical es una obra de teatro, cómica, con canciones», resumen el actor, que comparte escenario con habituales de los musicales como Leo Rivera o Armando Pita y Supremme de Luxe, rostro de la escena drag nacional e internacional y actual presentadora del programa televisivo Drag Race España.
Esta nueva versión, que ha llegado ahora al Teatro Maravillas tras un breve periplo por varias ciudades de España, también ha dado un giro en lo musical. «La pieza original estaba escrita para piano. Ahora tenemos una banda de jazz que forma parte del show, que está en el escenario, en ese club donde tiene lugar la historia», señala Reyes sobre el espectáculo, donde la letra de las canciones también juegan un papel importantísimo para contar bien el relato de la obra.
Coproducido por compañías de Canarias, Valencia y Madrid, éste es «el pequeño Cabaret», reconoce el director en referencia al clásico musical que ahora también está en cartel en Madrid. «Aquí no hay alardes, pero sí un trabajo serio detrás. Tenemos intención de remover con algo refrescante pero desde la sencillez», añade.
Una misión que también consigue con esos toques de humor que integran el musical y que hacen partícipe al espectador. «El público es parte de la obra. En un momento, me dirijo a él para decirle: ‘¡Váyanse de aquí!’», cuenta el protagonista.
Quien decide quedarse, ya sabe a qué se expone. El propio cartel del musical avisa: «De aquí saldrás marcado para siempre».
- El musical se estrenó en París en 2006 y recibió el premio a mejor musical original (Les Musicals 2007) y mejor espectáculo y autor (Premios Molière). Después, recaló en Viena (2009), Varsovia (2010) y Argentina (2012). En este último país recibió seis Premios Hugo. A España llegó en 2015 y ganó dos Broadwayworld al mejor musical y actor de reparto (Armando Pita) y dos Premios del Teatro Musical a mejor actor protagonista y de reparto (Cayetano Fernández y Ferrán González).
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