Ni los premios ni las críticas importan, pero sí la opinión de la familia: por qué elegimos un libro, una película o un espectáculo

Uno de cada 10 ciudadanos asegura que no le gusta leer. Aún menos, presumiblemente, les apetecerá acercarse a dos informes de más de 1.000 páginas repletas de números. Sin embargo, la reciente publicación de la Encuesta de Hábitos y Prácticas encargada por el Ministerio de Cultura y el Anuario 2025 de la SGAE, presentado hoy viernes, esconden detrás de las cifras una miríada de indicios, tendencias y curiosidades sobre las artes. Quizás no susciten el mismo placer que las grandes creaciones, pero sí se les parecen en algo: levantan preguntas. ¿Por qué parte de la población está excluida de la cultura? ¿Qué consecuencias ha tenido la covid? ¿Cómo eligen los españoles qué ver, escuchar o jugar? A continuación se hallará un resumen de ambos informes. Y, con suerte, alguna respuesta.

Por qué se escoge: una lección de humildad y ‘marketing’

La respuesta sintética es: el tema. Es la principal razón para escoger un libro, una obra teatral o una película. Solo en los conciertos de música actual el motivo más frecuente es el artista: un 58,5% basa en ello la compra de una entrada. Aun así, el escritor, en el caso de la literatura, y los intérpretes, para películas y espectáculos, resultan variables relevantes para el público: los tiene en cuenta, a grandes rasgos, en torno a un 20%. Algo cuentan también las opiniones de amigos y familiares. En cambio, lo que sale en redes sociales, las reseñas profesionales, la publicidad y sobre todo los premios recibidos apenas tienen impacto, con porcentajes prácticamente siempre inferiores al 5% o incluso al 1% en el caso de los reconocimientos. Un dato perfecto para bajar a tierra a críticos o galardonados.

Y qué se escoge

Las elecciones favoritas de los ciudadanos en los distintos ámbitos son: novela contemporánea, especialmente histórica, negra y policíaca; teatro contemporáneo y musicales; ballet y danza clásicos, por delante de contemporáneos y flamenco; películas de acción y comedias; pop y rock españoles e internacionales, por delante de trap, reguetón o hip-hop; videojuegos de acción y aventura, de estrategia o deporte; museos de arte, arqueología e historia.

Una adolescente lee en su habitación en diciembre de 2024.

De tales padres…

Puede resultar obvio, intuitivo, pero los datos lo confirman: familias volcadas en la cultura crían a hijos con más apego hacia las artes. Quienes leyeron, fueron al cine, a museos o a espectáculos de artes escénicas en su infancia tienden a hacerlo hoy por encima de la media nacional. Y lo mismo puede afirmarse de quien tuvo al menos un progenitor aficionado a alguna actividad cultural. A la vez, las familias parecen hacer realidad aquello de ofrecer lo mejor de ti para tus hijos: el 71,1% lee con ellos, el 64% ha compartido espectáculos musicales o escénicos, el 74,6% una proyección de cine, cifras todas superiores a la media de cada ciudadano.

Ellos y ellas

“Los indicadores de participación cultural ofrecen diferencias significativas por sexo”, afirma la encuesta del ministerio. Las mujeres muestran mayor afición por pintar o dibujar, por la escritura y la lectura, con excepción de la lectura profesional o de la prensa deportiva (un dato de oro para chistes y memes); visitaron más a menudo bibliotecas, museos, monumentos o exposiciones, acuden más a espectáculos de artes escénicas y conciertos. Los hombres, en cambio, escuchan más habitualmente música, tocan con mayor frecuencia un instrumento o juegan bastante más que ellas a los videojuegos.

Una libreria en el centro de San Sebastián, el pasado marzo.

Demasiados excluidos

Ambos informes registran participación y afición hacia la cultura. Hay, sin embargo, un amplio fragmento de la población que no tiene ni una cosa ni la otra. Tres de cada cuatro ciudadanos, por ejemplo, nunca acudieron al teatro en el último año. Las razones de los encuestados se ven dominadas casi siempre por la dupla “no tengo tiempo” / “no tengo interés”, a las que se suman “es demasiado caro”, especialmente para el cine, y “no hay suficiente oferta en mi zona”. Los datos también demuestran que la influencer María Pombo no está sola, ni mucho menos: un 10% asegura que no le gusta leer. Y eso que la nota media de satisfacción de quienes disfrutan de un concierto, una proyección, un museo o un cómic nunca baja del 7,1. Es más: quien participa en una actividad cultural siempre muestra mayor probabilidad de acudir a otras. Un ejemplo: los videojugadores superan en casi 20 puntos la media nacional de asistencia al cine, y en 12,8 puntos la de lectura.

A la vez, hay fenómenos socioeconómicos que se alzan como obstáculos a menudo insuperables. A más juventud, nivel de estudios, tamaño del lugar de residencia o ingresos corresponde prácticamente siempre una mayor implicación con las artes. Quien cobra más de 2.000 euros al mes se coloca por encima de la media nacional en todas las actividades culturales. Y la participación empieza por las nubes, en las franjas de edad más bajas, y va descendiendo hasta caer en picado a menudo después de los 60 años. La nacionalidad también se mantiene como una línea divisoria: los españoles acuden más que los extranjeros en todas las categorías.

El diputado de Sumar Nahuel González muestra una foto de un toro en una corrida en su intervención en el Congreso de los Diputados el 7 de octubre.

Los divisivos toros

Hay quien profetiza su próxima muerte, otros reivindican que rebosa salud. Estos días se habla aun más de la tauromaquia, después de que el Congreso rechazara una Iniciativa Legislativa Popular para quitarle el estatus de patrimonio nacional. Los datos vienen ahora a decir que, a grandes rasgos, se mantiene igual: un 8% estuvo al menos una vez al año en un espectáculo taurino, la misma cifra que se registraba antes de la pandemia. Un 5,9% acudió a corridas de toros, novillos o rejones. La mayor asistencia se registra, como en todas las actividades culturales, entre 15 y 24 años.

Lo que sí supone una característica específica de este ámbito es la evidente división territorial: en Navarra o La Rioja sube al 30% la asistencia anual a espectáculos taurinos y al 17% la de corridas, novillos o rejones. Es la actividad cultural que más rechazo genera: un 68% lo valora con interés entre 0 y 2, porcentaje que se dispara por encima del 80% en Cataluña, Galicia o Canarias. Pero, a la vez, si a nivel nacional interesa entre 9 y 10 al 6,4%, la cifra casi se duplica en Castilla La Mancha, Castilla y León, Navarra, Extremadura o La Rioja.

Muchos países en uno

La media nacional, muchas veces, solo es un resumen de realidades muy distintas. De ahí que las Comunidades Autónomas registren a menudo resultados mucho mayores, o inferiores, al de toda España. Aquí va una selección de ejemplos: el 91,1% de los hogares tiene libros, pero en Castilla La Mancha el 82,3%; un 30% tiene un instrumento musical en casa, pero en Baleares un 45,3%; el 86% tiene acceso a internet, frente al 78,1 de Extremadura; el 74% tiene suscripción a plataformas digitales, aunque solo el 59,2% en Cantabria; un 47% visitó museos, galerías o exposiciones en el último año, aunque en Canarias fue un 36%. El 64,9% nacional que representa quienes leyeron al menos un libro en un año, viene también del 76,6% balear y el 47,9% extremeño. Ceuta y Melilla tienen el mayor porcentaje de lectores semanales: un 39% frente al 32% del país entero. Uno de cada tres lee prensa en papel al menos una vez al mes, pero uno de cada dos en Galicia y Baleares y Asturias. Los catalanes van mucho más al teatro, los navarros a danza y conciertos, los baleares escuchan más música y ven más películas y series en casa. Los extremeños van menos al cine que el resto, pero muestran una implicación encima de la media para llevar a las salas a sus hijos o leer con ellos; el cine asiático recibe una nota media de 4,5, pero gusta especialmente poco en Navarra: allí le dan un 2,4. Y en Cantabria un 22,7% dice no usar el móvil, frente al 14% nacional. Aún más sorprendente el dato sobre internet: no lo usa uno de cada cuatro cántabros.

Un joven escucha música en noviembre de 2022.

La cultura que interesa más, y menos

La lista de las disciplinas artísticas ordenada según el interés medio de los ciudadanos coloca en el primer puesto a la música: 7,5. Siguen los contenidos audiovisuales, con 6,9, y el cine, con un 6,8. Luego lectura (6,3), monumentos (5,8), museos (5,2), teatro (5,1), lectura de periódicos (4,5), música clásica (4,3), galerías (4,2), ópera (3,2), archivos (3), videojuegos (2,9) y, por últimos, archivos y toros, con un 2,1.

Qué ha cambiado la covid-19

Todo, de cierta manera. O quizás no tanto. En cada ámbito cultural más del 75% de los encuestados asegura mantener la misma frecuencia de participación que antes de la pandemia. Y el porcentaje de población que acudió a museos, exposiciones, galerías, monumentos o conciertos registra cifras más altas que en 2019, pero siempre con subidas de unos pocos puntos. Lo mismo sucede al revés, con los descensos en artes escénicas (del 30,8% al 30%) o lectura (del 65,8% al 64,9%).

A la vez, sin embargo, sí hay diferencias claras, tanto en casa como fuera. Frente al periodo 2018-2019, ha bajado cualquier actividad artística en la vida cotidiana: hay menos gente que escribe, pinta, fotografía, hace vídeos o toca un instrumento. En torno a un 15% de la población asegura haber dejado temporalmente sus aficiones en algún momento (ya fueran leer, ver cine, jugar a videojuegos, bailar o visitar un museo) por el covid-19. Fuera del hogar, se va mucho menos a centros culturales, conferencias o festivales literarios, aunque crecen los estudiantes de formaciones artísticas. Cada sector, luego, detecta tendencias específicas que se analizan en sus respectivos apartados.

Un trabajador coloca un cartel en la entrada de una sala de cine en Madrid en diciembre de 2024.

Los cines proyectan su propio drama

La asistencia a salas es una de las actividades que más se ha resentido tras la pandemia: antes, decía acudir anualmente un 57,8% de la ciudadanía, que ahora se ha reducido a un 48,5%. Y, desde entonces, se ha perdido una de cada 10 proyecciones, casi un tercio de las entradas vendidas y uno de cada cinco euros de recaudación. Así, también ha bajado la media de asistencia: cada español ya solo va 1,5 veces al año. A superproducciones y taquillazos, sobre todo. De EE UU, nacionales o europeos, las categorías mejor valoradas. En multisalas de centros comerciales, más habitualmente. Y mucho más preferiblemente en versiones dobladas. Al menos alguna buena noticia: se muestra como uno de los ámbitos más populares y democráticos, con una de las tasas más bajas de no ir nunca o casi nunca (17%) y la medalla de bronce del interés ciudadano, con una nota media de 6,8.

Series y películas inundan todas las casas

El problema parece de los cines más que del cine. Porque es el único ámbito donde la razón por no asistir “prefiere verlo en televisión, vídeo, internet” supera el 10%. Y, efectivamente, el consumo en casa se ha disparado: el 86,4% de la población accedió a contenidos audiovisuales en el último año; ve películas diariamente el 15% y al menos una vez a la semana 60,7%; las series son tradición cotidiana de uno de cada cuatro y semanal para más de la mitad de España. Y para dos de cada tres, entre los 15 y los 34 años. Confirmada, de paso, la sensación de que una serie es un tema seguro de conversación con prácticamente cualquiera.

Una imagen de la serie 'La diplomática'.

Pegados a las pantallas

Tres de cada cuatro ciudadanos acceden cada día por ocio a internet. Una cifra idéntica a cuantos tienen un ordenador, y suscripciones a plataformas digitales. Y prácticamente igual resulta la cantidad de hogar con Smart tv. Una televisión, aunque sea menos inteligente, está literalmente en todos los hogares de España: un 99,1%. Y un 91,2% dispone de un móvil con acceso a internet. Seguramente tenga que ver con el descenso de otro aparato tecnológico: en el periodo 2018-2019, más de la mitad de la población poseía una cámara de foto. Ahora, se sitúa en un 39,5%. Y bajando.

Televisión tradicional y radio se resienten

La encuesta de Cultura de 2018-2019 rezaba: “Prácticamente toda la población, un 91,2% suele ver la televisión […]. El 76,2% de los investigados suele escuchar la radio”. Ahora, los porcentajes han bajado, respectivamente, al 74,4% y el 57,7%. Puede que el susto que dio hace meses el apagón cambie próximamente el consumo, pero ahora tiene radio el 65,5%, la cifra más baja registrada, frente a más del 90% en 2010. Más en general, el Anuario SGAE 2025 describe “mínimos históricos en el consumo radiofónico y televisivo tradicional”: la media por persona al día continúa su descenso, hasta 92 y 171 minutos, respectivamente.

Una imagen del videojuego 'Clair Obscur: Expedition 33'.

El complejo despegue de los videojuegos

Aquí la tendencia lleva años al alza. Utiliza videojuegos al menos una vez al mes el 19,3% y semanalmente el 15%, nuevos récords. Llenos, eso sí, de matices. “La cifra sigue siendo muy superior entre los hombres que en el colectivo de mujeres”, reza el informe de Cultura. Y, aunque todas las actividades obtienen sus cifras más altas entre los jóvenes y luego van bajando, aquí es especialmente marcado: la mitad de la franja entre 15 y 19 años juega cada semana. Entre los más mayores, en cambio, apenas el 5,6% dice usarlos al menos una vez al año. La difusión crece, igual que, poco a poco, la edad media, o la inclusión. Hay una consola, el soporte favorito para jugar, en más de un tercio de los hogares. Sin embargo, los videojuegos se mantienen entre las obras culturales más divisivas: más de la mitad de la población les otorga un interés entre 0 y 2, algo que solo sucede con audiolibros, toros y zarzuela.

Artes en menor riesgo de extinción

La música clásica acoge los datos con cierta alegría: crecen oferta y recaudación, respecto a 2019, aunque se perdió uno de cada 10 asistentes desde entonces. Zarzuela y ópera también reciben buenas noticias: acogen al menos una vez al año al 3,9% y el 1,7%, con una leve mejora frente a la era prepandemia (3,3% y 1,5%, respectivamente).

El escritor Juan del Val, ganador del 74º Premio Planeta con la novela 'Vera, una historia de amor', en Barcelona con el galardón.

Leer mucho, poco o nada

El flamante ganador del Premio Planeta, Juan del Val, acaba de relanzar un eterno debate: “Se escribe para la gente, no para una supuesta élite intelectual”. Pero los números también sirven para alimentar la conversación. La población que lee al menos una vez al año se ha reducido levemente respecto a 2019: un 64,9%, frente al 65,8% en 2018/2019. Existen, a la vez, ciudadanos muy voraces ―uno de cada tres lee semanalmente― y en absoluto interesados: al 10% no le gusta leer, porcentaje idéntico al de los hogares con menos de 10 libros. Es más: prácticamente la mitad de la población (48,8%) tiene menos de 50 libros en casa. Aun así, el presuntamente anacrónico papel sigue siendo la opción mayoritaria (60,8%), pero casi un tercio ya acude a obras digitales y audiolibros. La literatura infantil y juvenil triplica su presencia entre las elecciones de quienes leen cada trimestre, y el cómic va más allá: de ser elegido solo por el 2,8% al 12% actual.

En cuanto a la prensa, dos tercios la consultan mensualmente, y un 34,1% a diario. Aquí el formato físico sigue atrayendo al menos una vez al mes al 30%, pero el 48% apuesta por la lectura gratuita de los medios en internet. Paga por una suscripción o un artículo concreto algo menos del 3%.

El entusiasmo de los más pequeños

Entre 10 y 14 años los niños parecen tener cierto entusiasmo cultural, según los padres ―por debajo de esa edad no se puede participar en la encuesta―. Más del 70% escucha música, ve contenidos audiovisuales, visita museos y monumentos o va al cine al menos una vez al año. Y más del 60% lee, juega a videojuegos o acude a la biblioteca. Casi uno de cada dos, además, pinta o dibuja. El informe sirve para preguntarse por qué nos pasamos la vida alejándonos poco a poco de las artes. Y también por una posible modernización del sistema educativo: más del 80% va con el colegio a museos, monumentos o teatro. Menos de la mitad, sin embargo, a conciertos de música actual y cines.

El teatro resiste gracias a dos regiones

Asiste al teatro al menos una vez al año el 24,5%, una cifra algo inferior a 2019. El dato aumenta hasta el 34,9%, eso sí, en Cataluña, indicio de otra tendencia ya decenal en las tablas: la actividad está muy concentrada entre dos Comunidades Autónomas, siendo la otra Madrid. Uno de cada 10 ciudadanos en todo caso suele ir al menos una vez al trimestre. Pero, respecto a la era precovid, las artes escénicas se han dejado por el camino el 5,7 % de la oferta, el 26,5 % de la asistencia y el 23,9 % de la recaudación.

El cantante Rusowsky durante un concierto en el Movistar Arena, el 25 de septiembre de 2025 en Madrid, España.

Música para los oídos de… la música

He aquí la actividad que más puede celebrar. La cantidad de conciertos, entradas vendidas y recaudación han subido un 32,3 %, un 20,6 % y hasta un 77,1%, respectivamente, frente a la era precovid. La salida de cada nuevo Anuario de la SGAE registra un récord aún mayor, también gracias al empuje de los festivales. Casi uno de cada tres ciudadanos acude al menos una vez al año a actuaciones de música actual, y unos cuantos los siguen también en las pantallas: un 18,3% accedió virtualmente a conciertos, dato que triplica por lo menos el seguimiento en internet de cualquier otra disciplina. La segunda, además, es la música clásica.

Puede que tal atracón de música en directo haya aplacado el hambre en casa: curiosamente, ahora el 56,7% de la población suele escucharla a diario, frente al 70,6% precovid. Y eso que ya la mitad de los ciudadanos está suscrita a alguna plataforma para ello. Los gustos, en cambio, no se han movido tanto: triunfan el pop rock español, internacional y latino, seguidos por la clásica, aunque en descenso. Suben, en cambio, las categorías rap/hip hop y electrónica y tecno. El podio de discos más vendidos del año pasado estuvo compuesto por The tortured poets departm de Taylor Swift, Mañana será bonito de Karol G y Donde quiero estar de Quevedo. Y las tres canciones más escuchadas en España en Spotify fueron Si antes te hubiera conocido, Luna y La falda, interpretadas por Karol G, Feid y ATL Jacob, y Myke Towers.

A los museos, mejor si gratis

Visitó museos al menos una vez al año el 40,6%, dato casi idéntico a la era precovid. Crece algo el porcentaje que asistió a una exposición: del 29,8% al 33,9%. Una de cada tres entradas, eso sí, es gratuita, una de las tasas más altas de entre todas las disciplinas. Y solo un 44,6% la adquiere a precio normal. A propósito de compras, se registra un microaumento bastante peculiar: un 0,9% se considera “coleccionista”, frente al 0,6% antes de la pandemia. Puede que hayan subido, o que alguno haya cambiado idea sobre cómo se ve a sí mismo.

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 La reciente publicación de la Encuesta de Hábitos y Prácticas del Ministerio de Cultura y del Anuario de la SGAE ofrece una miríada de números para analizar el sector, los apuros de los cines o el empuje de los conciertos   EL PAÍS

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