Fue una de las mayores expresiones de libertad que ha conocido la música española. No fue tanto un artista conceptual, sino más bien uno alrededor de quien se confeccionó un concepto, una impresión, que aún hoy se hereda, se moldea, se admira. Se cumplen hoy, 13 de diciembre, quince años del fallecimiento de Enrique Morente. Pero para muchos nunca se fue, ni lo hará. Sigue rompiendo expectativas, su música no ha dejado de crecer.
Nacido en Granada un día de Navidad de 1942, creció con el Albaicín como hogar y el Sacromonte como horizonte. Entre cuevas y humildad, se forjó desde su juventud un carácter que le convertiría en genio y figura. En un oyente empedernido de discos, grabaciones y cantes familiares, y poco a poco en uno de los cantaores más brillantes y renovadores que ha acogido el flamenco en España.
Fue puente entre el cante y la poesía, y ante todo fue revolucionario en su forma de acercarse a la partitura: «Omega» (1996) es quizá uno de los discos más libres y sorprendentes del género. Entre Leonard Cohen, Lorca y el rock de Lagartija Nick, Morente hizo de la fusión una odisea artística. Gracias a él la innovación, la mezcla entra tradición y nuevas tendencias, que también presumió en «El pequeño reloj» (2003), se convirtió en un motivo de culto. Algo que sigue inspirando a numerosos artistas hoy, que emergen en el mundo flamenco con nuevas propuestas y sonidos, firmes herederos de Morente.
No sólo sus oyentes y estos nuevos músicos continúan protegiendo el legado de Morente, sino también sus hijos. Explicaba Estrella Morente, embajadora de la curiosidad intrínseca a su apellido, en una entrevista con este diario, que su padre experimentó e investigó en sonidos a unos niveles altísimos. Recuerda cómo, por ejemplo, Enrique Morente «siempre tuvo debilidad por el jazz. En mi casa ha entrado el pan por ese género».
Morente forjó, por tanto, un concepto, un género, una identidad musical valiosísima para el patrimonio musical nacional. Algo que, aunque hace quince años que se fue, le hizo eterno, y más aún si es recordado como un hombre generoso, solidario, libre, detallista y creativo. Continúa el Ronco del Albaicín aún en nuestra memoria. O, más bien, forma parte de nuestro presente y, ante todo, del futuro.
Un día como hoy fallecía el artista granadino, uno de los mayores renovadores del flamenco de la historia de nuestra música Música, Cultura, Home La Razón Noticias sobre Música en La Razón
