El 4 de julio, Estados Unidos celebró una de sus fechas más emblemáticas: el Día de la Independencia; una jornada enmarcada por fuegos artificiales y barbacoas con hot dogs, hamburguesas y mazorcas de maíz. Los portales de noticias y las tendencias de búsqueda online se llenan de preguntas comunes como: ¿está abierto Target este viernes? o ¿fireworks near me? Sin embargo, cabe destacar que el cuestionamiento a la imagen triunfalista de Estados Unidos también está, de alguna forma, presente en esta conmemoración, especialmente teniendo en cuenta las problemáticas que asolan al país.
En los últimos años, diversos elementos coyunturales se han ido complicando, desde la pobreza persistente, la falta de vivienda digna, la crisis de desigualdad y el acceso a la salud —con millones de personas sin seguro médico ni atención sanitaria adecuada—, hasta los retrocesos en derechos reproductivos tras la revocación de Roe vs. Wade, la violencia racial y la crisis de opioides con el papel central del fentanilo.
Situaciones que ya existían desde hace años, pero que se han exacerbado y complejizado con la vuelta al poder de Donald Trump. Sus medidas impulsaron recortes en libertades políticas y sociales mediante la derogación y restricción de garantías a la comunidad LGBTIQ+ promovieron deportaciones masivas a través de ICE, instauraron políticas conservadoras y respaldaron estas acciones con la doctrina antiwoke, incrementando aún más la polarización política y el auge de movimientos reaccionarios, con la extrema derecha en un papel central.
A lo largo de estos años, varios artistas han aprovechado su altavoz para abordar estas cuestiones y fomentar una reflexión social colectiva a través del arte.
This Is America: uno de los detonantes de una revolución cultural sobre la imagen de Estados Unidos
Quizá uno de los mensajes musicales más contundentes de los últimos años sea la canción y el videoclip ‘This Is America’ de Childish Gambino. La canción comienza con una vibra agradable y solemne, con un coro góspel cantando “solo queremos celebrar, celebrar solo para ti, solo queremos el dinero, dinero para ti”. Estos cánticos son interrumpidos abruptamente por el sonido de un disparo que asesina al guitarrista que tocaba la canción, seguido de una ráfaga de metralleta que acaba con la vida de los coristas, aludiendo a la masacre de Charleston en 2015.
El videoclip es de lo más impactante y está cargado de simbolismo: Gambino viste pantalones similares a los usados por soldados confederados y hace alusiones al personaje de Jim Crow (utilizado para ridiculizar y discriminar a la comunidad negra en Estados Unidos en el siglo XIX). Los guiños a la banalización y obscenidad en la industria del entretenimiento (Gambino presume de estar bien vestido de Gucci antes de agarrar otra arma) se intercalan con la normalización de la violencia armada, el ensañamiento contra adultos y menores racializados, y la reivindicación y blanqueamiento del narcotráfico.
Estas críticas ya habían sido esbozadas por Beyoncé en Lemonade (2016), en un registro diferente, más “elegante” y suavizado. Su obra simboliza el racismo, la injusticia social y la opresión histórica que han vivido los afroamericanos, utilizando imágenes relacionadas con el sur de Estados Unidos, y otorgando protagonismo a la fortaleza y resiliencia de las mujeres negras, así como a la identidad y herencia cultural de la comunidad en el presente.
El Super Bowl de Kendrick Lamar: “La revolución está a punto de ser televisada”
No había pasado siquiera un mes después de que Trump fuera investido como el 47º presidente de Estados Unidos, el rapero Kendrick Lamar le daba la bienvenida por todo lo alto con una actuación en el Super Bowl que se había convertido en un alegato simbólico sobre la situación del país. Acompañado de Samuel L. Jackson como sátira de la figura de Uncle Sam —una representación de las dinámicas de censura y moderación frente a la crítica social—, Lamar presentó un potente repertorio de su último álbum GNX (2025).
En su trabajo, Kendrick aborda temas claves, con la mirada puesta en su país: desde la manipulación mediática, a la opresión racial y cultural, el legado de la comunidad negra y la banalización de su cultura (una de las razones por las que también critica a Drake en Not Like Us). Su magistral performance comienza con la advertencia: “La revolución está a punto de ser televisada, escogieron el momento perfecto, pero al tipo equivocado”.
El show estuvo repleto de alegorías, con un tablero de juego similar a una consola, representando la bandera estadounidense dividida. Kendrick hizo referencia a la frase “40 acres y una mula”, que remite a la deuda histórica del Gobierno norteamericano con la comunidad negra y la falta de reparación tras siglos de esclavitud y opresión. No faltó el Crip Walk, un baile callejero originado en Compton, Los Ángeles, ciudad natal de Lamar.
La resignificación de “América” en el ‘Cowboy Carter’ de Beyoncé
En Cowboy Carter, aunque con mucha simbología, Beyoncé no pretende hacer un disco country tradicional. Aprovecha para cuestionar la mitología histórica de Estados Unidos y su narrativa de expansión. Entre ritmos country y folk, plantea preguntas sobre autoridad, territorio y representación cultural, sin renunciar al pulso pop que caracteriza su estilo.
Este álbum, junto con Renaissance y Lemonade, es un manifiesto musical sobre la influencia negra en la música estadounidense, especialmente en géneros tradicionalmente blanqueados como el country. Es un ejercicio de crítica y resignificación para reconectar a la audiencia con la historia musical afroamericana, poner la memoria en evidencia y recuperar lo que pertenece a la comunidad en el ámbito artístico.
Además, en línea con Kendrick, ambos colaboran en America Has a Problem, donde Beyoncé usa el lenguaje de las drogas para hablar de deseo, poder y crítica social. Se presenta como una “sustancia adictiva” que América desea, pero no puede controlar. Aunque parece una canción sobre seducción, parece más bien una metáfora del consumo de la cultura negra y del cuerpo de la mujer afroamericana en Estados Unidos.
Bad Bunny, Shakira y Fuerza Regida: los artistas latinos dan un paso al frente por las libertades de la comunidad latina
No todas las críticas virales al país vienen solo de artistas estadounidenses. Bad Bunny ha protagonizado uno de los alegatos más potentes a través de su álbum Debí Tirar Más Fotos, un homenaje a sus raíces boricuas. En temas como Lo que le pasó a Hawái y La Mudanza, aborda la gentrificación, el colonialismo y el desplazamiento de comunidades puertorriqueñas, revitalizando la historia de resistencia de la isla. Además, el artista boricua dejó claro que no visitará Estados Unidos en esta era artística.
Shakira y Fuerza Regida protagonizaron uno de los hits clave que representan a los trabajadores migrantes: El Jefe. La canción es una sátira crítica de la situación de la comunidad latina en trabajos precarizados. El videoclip parece señalar a Estados Unidos, con Shakira bailando entre dos muros, una alegoría a los muros fronterizos. Además, al inicio aparece una representación de un tren muy similar a La Bestia, una red de ferrocarriles de carga que millones de migrantes han utilizado para llegar a Estados Unidos.
Como reivindicaciones clave hacia los migrantes latinos, destaca también la actuación de Jennifer López en el Super Bowl en 2020, compartida con Shakira. Frente a las desgarradoras imágenes de niños migrantes en jaulas, en relación con la política de separación familiar en la frontera estadounidense impuesta por la Administración Trump, JLo representó estas escenas colocando a un coro infantil dentro de estructuras que simbolizaban estas jaulas, un acto que provocó un enfrentamiento abierto con la NFL.
Existen múltiples ejemplos en el arte y la cultura que invitan a una necesaria reflexión sobre la situación en Estados Unidos, y explican por qué muchas familias migrantes no acuden (o no pueden acudir) en estos días señalados a las celebraciones de un día tan importante para el país.
El mundo del arte y la cultura aprovecha su altavoz para evidenciar problemáticas clave en el país EL PAÍS